Continúa sobre la mesa el pasado de Rocío Carrasco, sus relaciones familiares y, sobre todo, su presente con Fidel Albiac. Porque a nadie se le escapa que las últimas declaraciones de Antonio David Flores, en las que habla de un cambio manifiesto de carácter en la que fuera su mujer. Unas palabras con las que desliza esa realidad sin necesidad de nombrar al marido de Carrasco.
Ayer por la tarde se puso sobre la mesa el tema del papel que ahora desempeña la hija de la Jurado en televisión. Cómo ha pasado a un perfil meramente profesional y las alusiones sobre sus conflictos son lecturas entre líneas o suposiciones. Al respecto, Kiko Matamoros era claro, recordando las intervenciones estelares y cargadas de fuerza que regaló en ‘Tómbola’: «Tenía la fuerza, la juventud y funcionaba muy bien en la guerra, porque sabía de uno, sabía de otro. Era brutal…».
Un giro en su manera de ser y de actuar que Antonio David no solo corroboraba, sino que iba más allá: «De eso hace ya muchos años y ya casi ni me acuerdo», comenzaba antes de responder a la cuestión de si reconocía en la actual Rocío a aquella mujer de la que se enamoró y junto a la que fue padre (dos veces): «No la reconozco. No sé quién es. No tiene absolutamente nada que ver con la persona que yo conocí y hasta ahí puedo decir».
Ha podido cambiar o la han podido hacer cambiar»
Carlota Corredera le lanzaba la cuestión más concreta, para que se mojara, preguntándole si le cuadraba ese perfil que se ha dibujado de Rocío en los últimos años como una persona «anulada, sumisa y marioneta en manos de Fidel«. Este no dudaba en contestar de manera sincera: «Nosotros estuvimos juntos, casados y con los niños, y en ningún momento fue una persona que se dejara manipular por nadie».
«De ahí, hasta la fecha, no sé, porque yo no he estado en su casa ni he estado en comidas ni cenas ni reuniones… O sea que no la conozco, no tengo opinión sobre eso… Igual ha podido cambiar o la han podido hacer cambiar, pero lo desconozco», remataba el colaborador de ‘Sálvame’.
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