La nueva normalidad de la Casa Real ha quedado parcialmente interrumpida. Mañana, la reina Sofía tenía previsto acudir a un concierto de música de cámara, en Ibiza, dentro de la agenda con la que ha recibido el otoño, y al fin oficialmente en su nuevo papel, tras la marcha de Juan Carlos de Borbón a principios de agosto. Por desgracia, la Casa Real ha comunicado la cancelación "por razones de carácter sanitario" del concierto, que iba a celebrarse en Ibiza a cargo de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, la institución creada por Paloma O’Shea hace 29 años. Esa cancelación es doblemente dolorosa para la reina: pese a que en las últimas semanas había puesto su presencia al servicio de varias instituciones benéficas, de forma extraoficial, el concierto de mañana formaba parte de la agenda oficial de la Casa Real.
Una vuelta a la agenda oficial que se producía casi siete meses después de su último acto bajo el paraguas de Casa Real, que data del día 6 de marzo de 2020. Sí, el período desde marzo hasta aquí ha sido una eternidad para todos, pero para la reina emérita ha sido especialmente convulso. Siempre discreta y profesional, el confinamiento y la pandemia coincidieron con cada vez más revelaciones sobre el caso Corinna y las acusaciones de corrupción contra el rey Juan Carlos, que tres países (Suiza, Reino Unido y España) están investigando. La presión sobre Juan Carlos llevó al rey a autoexiliarse a principios de agosto, una marcha de España que acabó con el anterior Jefe de Estado en los Emiratos Árabes Unidos, mientras Sofía pasaba el verano acompañada de su hermana, Irene de Grecia, refugiada en el palacio de Marivent. También de sus amigos, en las escasas apariciones públicas que protagonizaba.
Sin embargo, en Zarzuela todo estaba bastante claro: la reina, de 81 años, seguiría tanto en el palacio madrileño como ejerciendo de miembro en activo de la Familia Real. Algo a lo que ya se había ajustado en los meses previos al confinamiento, tras la retirada definitiva de Juan Carlos de la vida pública e institucional en verano del año pasado. Sólo faltaba el encaje oficial –porque, en este tiempo, doña Sofía ha seguido entregada al apoyo a las buenas causas–. Uno ligado a otra de sus aficiones predilectas, la música. Porque lo que se iba a celebrar este viernes en Ibiza era la apertura de un ciclo de música de cámara que devolvería los conciertos al Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de nuestro país (Rafael Ruiz, el alcalde de Ibiza, es el portavoz actual del grupo de 15 ciudades). Y que los responsables de los conciertos fuesen los miembros de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, justificaba del todo tanto la presencia de la reina como la inclusión, al fin, en la agenda de la Casa Real.
Pero, de momento, doña Sofía tendrá que seguir haciendo gala de una de las mayores cualidades de su vida: la paciencia frente a las adversidades.
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