El torero Enrique Ponce y su pareja, la almeriense Ana Soria, disfrutaron anoche de una velada en compañía de los padres de la joven. Fue en el restaurante 4 Nudos, de temática marítima, en el puerto de San José, una de las zonas más exclusivas del Cabo de Gata. Allí los Soria cuentan con un amarre en el puerto para el barco que posee Federico Soria, abogado y padre de la estudiante. Y una casa propia, donde Ana ha pasado unos días recientemente para refugiarse de la tormenta mediática al revelarse la relación que mantiene con el torero, actualmente separado de quien había sido su mujer más de dos décadas, Paloma Cuevas.
San José, donde la familia ha pasado parte de sus vacaciones en los últimos años, es la zona más exclusiva del Cabo de Gata, junto con Rodalquilar y Aguamarga. Una región sumida en un parque natural, cuya belleza ha encandilado a los príncipes herederos de Suecia o a los actuales reyes de Holanda, Guillermo y Máxima, asiduos de la zona desde antes de ser coronados.
Y en el puerto de San José es donde se ha podido contemplar la normalidad con la que el torero, su novia y la familia de ésta llevan la relación, tras el vaivén posconfinamiento. El restaurante en el que cenaron está diseñado como un barco, con una terraza de vistas privilegiadas y una carta de cocina mediterránea que ha seducido a cocineros como Karlos Arguiñano. San José es, en sí, el epicentro del verano en el Cabo de Gata: una localidad de poco más de 1.000 habitantes que en los meses estivales se convierte en un sitio imprescindible. Por el día, presume de contar con algunas de las mejores playas del Parque Natural. Y por la noche, los restaurantes del puerto y su paseo marítimo son uno de los grandes escenarios del verano andaluz. Un lugar que los Soria conocen bien y por el que ahora pueden guiar al torero valenciano.
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