La nueva versión del drama de Tom y Melyssa en La isla de la tentaciones: Lobito y Carla Divinity van a ser los tentadores del reality que arrasa en televisión y en Instagram

Si el morbo engancha y el sexo vende, no hace falta ser un genio en programación televisiva para darse cuenta de que el espectáculo que va a ofrecer la nueva temporada de La isla de las tentaciones puede que no sea intelectualmente estimulante, pero, desde luego, va a ser un éxito. El cóctel que propone esta tercera edición del programa que ha glorificado las carreras por la playa chillando el nombre de tu pareja a los cuatro vientos, los estereotipos más horripilantes del amor tóxico y lo de llorar de rodillas ante una Sandra Barneda estupefacta cuando descubres una infidelidad, promete alimentar los deseos de carnaza de la audiencia.

Ya se han confirmado las cinco parejas participantes y el casting promete: parejas en que llevan saliendo desde los quince años (y tienen 20); parejas sacadas de Mujeres, Hombres y Viceversa y de Gran Hermano; parejas en las que él se hace llamar James Lover y, en definitiva, parejas que quieren ser influencers y comparten con el resto de habitantes del reality que ya han sufrido o cometido alguna infidelidad en el pasado. Y es que en Mediaset no quieren dejar nada al azar: si el programa va de infidelidades, llenémoslo de parejas con problemas de fidelidad.

Si el casting de parejas no deja ningún cabo suelto, el de las “tentaciones” tampoco. Ya hay dos nombres confirmados: ellos tendrán que evitar sucumbir a los exuberantes encantos de Carla Divinity, la mujer que en su cuenta de Instagram se define como influencer y perfecta; y ellas deberán eludir la tentación de caer en los brazos del fornido Isaac Torres, el hombre con más de 300.000 seguidores en su cuenta de Instagram y dos realities en su pasado: MTV Super Shore y MTV Resistiré.

Carla Divinity, en realidad, se llama Carla Castillo y tiene una peluquería en Barcelona donde, si tenemos en cuenta las imágenes de su cuenta de Facebook, solo va gente con el pelo muy largo para ondular las puntas. Le gustan sus dos chihuahuas y los filtros de Instagram.

Por su parte Isaac Torres es un veterano del mundo de la televisión que más vergüenza ajena provoca. Se denomina a sí mismo “el lobito”, su objetivo es conseguir dinero con sus redes sociales (así lo confesó para MTV Resistiré) y encontrar a su “caperucita” (así lo ha confesado para La isla de las tentaciones), su lema es vivamos y que pase lo que tenga que pasar, y sabe perfectamente cuál es su perfil bueno cuando posa en Instagram.

Tanto Carla como Isaac parecen clones de participantes en otros productos de Mediaset tan guilty pleasure como La isla de las tentaciones: jóvenes de proporciones perfectas preocupados por el físico (el suyo y el de los demás) y con ambición de hacerse un hueco en el efímero mundo del “modelaje y el lujo”, signifique esto lo que signifique.

Si al juego de identificación sentimental que el espectador revive con las vicisitudes de las parejas separadas y con dudas (¿quién no se ha sentido tentado o engañado alguna vez?) se le añade este tipo de “cebos” humanos, cargados de todo lo que los cánones de belleza que socialmente atractivo… pero sin nada de lo que esa misma sociedad dictamina que es atractivo en una pareja (¿alguien sabe dónde quedan los valores o la integridad en una persona que por contrato tiene que “tentar”?), el conflicto está servido… y es un conflicto que nos va a tener enganchados al sofá, sí o sí.

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