A pesar de haber abandonado la familia real británica, Meghan Markle y el príncipe Harry continúan captando la atención mediática incluso durante el confinamiento que todavía guarda Estados Unidos. La última aparición de la pareja, en Beverly Hills y sin el pequeño Archie, no ha estado exenta de polémica.
El matrimonio vestía ropa informal: Meghan lleva un vestido blanco de lino y bailarinas planas bicolor de Chanel, y Harry viste un polo verde, jeans y zapatillas. Además, iban protegidos frente al coronavirus por mascarillas y contra las altas temperaturas de California –Meghan con sombrero de paja y gafas de sol y Harry con una gorra marrón– cuando los ex royals fueron vistos saliendo de un edificio el pasado viernes.
Ambos fueron escoltados por su equipo de seguridad hasta un Cadillac Escalade de lujo de color negro; una elección que, según las reseñas online, es altamente contaminante ya que cuenta "con un motor de seis litros que consume gasolina", explicaba The Daily Mail.
La pareja ha sido tachada de hipócrita en redes sociales en numerosas ocasiones por apoyar diversas causas ecologistas que se han visto contradichas por sus propias acciones. Como el año pasado, cuando la pareja declaró que debido a su preocupación por el medio ambiente tendrá un máximo de dos hijos para luchar con el calentamiento global, y despues tomó cuatro jets privados en 11 días para irse de vacaciones.
Actualmente, el matrimonio se aloja en la mansión del actor Tyler Perry en Los Ángeles mientras pasa por unas semanas dificiles debido al juicio contra los tabloides británicos por la publicación de una carta privada que envió Meghan a su padre, y el fin de la amistad entre la duquesa y Jessica Mulroney.
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