A Sara le hice la primera entrevista hace 17 años, cuando empezaba a darse a conocer. Fue su madre Concha Baras, quien le inculcó la pasión por el baile, a quien le debe haber dado esos primeros pasos que marcaron su futuro, pero ha sido ella con su tesón, con sus ganas de innovar, con su elegancia en el escenario, quien se ha ganado el respeto del público, de todos los públicos, como bien demostró este verano en “Starlite”, en Marbella, donde presentó un espectáculo, ‘Suit flamenca’, concebido especialmente para ese público que cada verano acude a la Cantera de Nagüeles, para deleitarse con su arte. Y donde tuvimos tiempo de hablar largo y tendido.
Sara, ¿que cada verano venga a Marbella a dar un concierto en “Starlite”, tiene algún significado especial?
Sí, claro, tiene un gran significado, ya que le tengo un cariño muy especial a Sandra García-San Juan, a Ignacio, su marido, y a todo el equipo de este maravilloso festival, del que me siento muy orgullosa de formar parte desde sus inicios.
Que las Comunidades Autónomas acordasen cerrar los lugares de ocio, ¿le parece una medida acertada?
Me parece que estamos viviendo una situación muy difícil, por eso considero que es importante que colaboremos juntos para tratar de controlar el virus.
¿Aun a sabiendas del daño que supone para un sector como el suyo?
Sin duda, esta crisis hace daño a todo el mundo, los artistas no somos excepción.
¿A usted cómo le afecta personalmente?
Entiendo que como al resto de los ciudadanos, con mucha preocupación por la salud y el bienestar de todos.
¿Ha tenido que suspender algunas actuaciones?
Sí, claro. Se ha suspendido la temporada de Madrid, y todos los festivales de verano. También la gira que tenía prevista hacer por Brasil, parte de Asia… todo, menos “Starlite”.
¿Cuántas personas forman parte de su espectáculo?
Tengo la suerte de contar con un equipo de unas 40 personas con gran calidad profesional y personal, eso facilita el entendimiento en situaciones tan difíciles. Nos esforzamos por ser consecuentes con las limitaciones a las que nos enfrentamos.
El mundo del flamenco es uno de los más afectados, ya que han cerrado históricos tablaos. ¿Deberían recibir alguna ayuda del Ministerio de Cultura?
Algo habrá que hacer porque son muchas las personas que viven de esto, de su trabajo, de bailar, y cantar. Muchas familias con hijos, con personas a su cargo, que se van a quedar en el paro…
¿Cómo pasó el confinamiento?
Por suerte, en casa con la familia, ayudando a mis padres y a las personas mayores más necesitadas.
Dicen que de los malos momentos suelen salir buenas ideas, no sé si estos meses tuvo ganas de preparar algún espectáculo nuevo, o no.
La verdad es que tener tiempo y vivir estas situaciones tan fuertes te hacen replantearte muchas cosas, y el coronavirus te da la oportunidad de reinventarte y por supuesto de crear. Yo no he bajado la guardia.
La realidad es que el virus nos ha cambiado la vida a todos.
Así es, y a mucha gente se la ha cambiado dramáticamente porque han perdido a sus seres más queridos. Yo me siento afortunada de la vida que tengo, por eso intento aprender y ser consciente de esta nueva etapa que nos ha tocado vivir.
Para quienes por trabajo como usted deben pasar tiempo fuera de casa, ¿este parón le ayuda a recuperar la vida normal y corriente?
Sí, sí, realmente el confinamiento, sin contar las personas que han sufrido, nos ha devuelto valores importantes, desde un abrazo, la sensación de comunidad, la tranquilidad, la familia, la amistad…
¿Le preocupa el regreso a las aulas?
¡Claro que sí! Son tiempos de preocupación e incertidumbre.
¿Tiene miedo por su hijo?
Evidentemente, todos estamos preocupados, aun así, es importante tener esperanza.
¿Cómo cambiará el mundo con lo que está ocurriendo?
No lo sé, pero yo sólo espero que cambie a mejor.
¿A qué le da más valor?
A la sanidad, a la cultura, y a la educación, que son los tres pilares del estado de bienestar.
¿Se les debe apoyar más?
Por supuesto que sí. Pero también creo que esta es una situación muy difícil y las personas especializadas en esto, son las que tendrán que decir…
¿El arte se hereda o se aprende?
El baile necesita mucho trabajo, es muy importante estudiar, trabajar y estar al día para poder tener la técnica suficiente para poder expresarte desde el corazón. Con talento se nace, pero sin trabajo, no hay nada.
Fue su madre quien le metió el gusanillo en el cuerpo. ¿Se lo ha agradecido en algún momento de su vida?
Por supuesto, se lo digo siempre, con palabras, con gestos, con baile, con coreografías e incluso con espectáculos, y lo que me queda todavía por agradecerle… Mi madre no sólo me ha dado la vida, sino que nos ha inculcado el amor al arte, a la música, al flamenco, y lo hizo de tal manera que nunca nos sentimos presionados de hacer lo que quisiéramos.
¿Le gustaría que su hijo siguiera sus pasos profesionales?
La verdad es que preferiría que se dedicara a otra cosa pero, por supuesto, yo lo que quiero es que haga lo que él quiera.
Cuando está en el escenario, ¿siente al público?
Lo siento todo desde el momento en que se levanta el telón, incluso hay veces que por la razón que sea tardan en incorporarse a lo que está ocurriendo en el escenario, y yo lo noto, claro que lo noto.
Empezó a los 14 años y ha cumplido 49. ¿Cuál sería su balance de todos estos años?
No he parado de aprender, de compartir y de recibir cosas bonitas a través del baile y nunca tendré palabras de agradecimiento suficientes para el público y para todas las personas que me han ayudado: el balance de estos años es muy bueno.
¿Qué ha sido lo más difícil hasta llegar hasta donde está?
Realmente he tenido y tengo una carrera maravillosa, con su sacrificio y sus satisfacciones, pero lo que más me ha costado es separarme de mi hijo, para mí ha sido muy difícil.
¿Alguna vez ha tenido ganas de tirar la toalla?
Todavía no, y eso que llevo sin parar muchos años, aproximadamente 4.000 funciones por medio mundo.
Tener compañía propia es una responsabilidad grande.
Mi compañía va a cumplir 25 años muy pronto y mantenerla con la ilusión y la entrega del principio es difícil, por supuesto, es la razón por la que me siento tan orgullosa de mi equipo y agradecida siempre. La responsabilidad es mucha y no podemos olvidar que es una compañía privada, se mantiene del público y del trabajo.
Ha declarado: La madurez me pide seguir arriesgando. ¿Qué ha ganado con los años y qué ha perdido?
Con la madurez ganas seguridad y la verdad es que todavía no he perdido nada, sigo fuerte física y psíquicamente.
En sus espectáculos se mete en la piel de grandes mujeres: Mariana Pineda, Carmen, Juana la Loca. ¿Qué ha aprendido de ellas?
Adoro a este tipo de mujeres valientes y ha sido un regalo poder interpretarlas, he aprendido y sigo aprendiendo de ellas.
Carmen Amaya fue única en su género, ¿ha pensado en incorporarla a su repertorio?
La maestra ha estado y está muy presente en mis espectáculos, siento mucha admiración, respeto y agradecimiento por ella, siempre.
¿Tiene sustituta Sara Baras?
Por supuesto, hay muchas mujeres bailando maravillosamente bien y es importante que las próximas generaciones tengan su sitio.
Conoció a Enrique Morente. ¿Qué recuerdos tiene de él?
Era un grande, no sólo por su talento, sino por la cultura que tenía, por lo valiente y humilde que era, sin duda un ejemplo para las generaciones futuras.
¿Y de Antonio Gades?
Era muy trabajador y tenía una gran disciplina, y un algo especial que sólo tienen los genios, y él lo era. Por eso hay gente antes y después de Gades en el flamenco.
¿Cree que se le ha reconocido su valía?
Fuera de España sí, es algo de lo que te das cuenta cuando sales al extranjero, todo lo que él ha hecho. Gades dejó su sello en los festivales más importantes de danza del mundo.
¿Alguna vez se ha sentido discriminada por ser mujer?
Nunca, nunca me he sentido discriminada por ser mujer, al revés, cuando lanzo mi compañía, en la que la mayoría eran chicos, nadie me dijo nunca que se sintiese mal porque la jefa fuera una mujer. Mi ilusión siempre ha sido montar algo, que las cosas se hicieran como a mí me gustaría pero sin pensar en situaciones que han pasado las mujeres de otras generaciones. Ahora las cosas han cambiado mucho y no tengo la impresión de que eso ocurra.
¿Siempre ha estado tan segura de hacia dónde quería ir?
En mi carrera ha habido mucha gente que me ha ayudado, maestros que me han dado consejos, y eso me ha facilitado el camino.
¿Algún sueño por cumplir?
Si mi fama sirve para ayudar a alguien, bienvenida sea. Me gustaría crear una Fundación y ayudar… Seguir colaborando con la Asociación de “Mi Princesa Rett”, que se dedican a la investigación del desarrollo neurológico que afecta más a las niñas. Una enfermedad que les impide comer, andar, y eso me parece tan cruel que las niñas tengan que pasar por esto, que todo esfuerzo que se haga para su curación, siempre me parece poco.
En el escenario marca tendencia.
Me encanta la moda, y procuro que así lo sienta el público.
¿Quién le elige los trajes, el estilismo?
La verdad es que la compañía tiene sello propio y eso facilita mucho el estilo que buscamos, es muy personal, mi hermana Triqui y yo siempre estamos soñando y nuestros diseñadores habituales lo rematan con mucho arte.
Nunca ha protagonizado escándalos.
Nunca he tenido problemas, vivo de soñar y hacer soñar a los que me ven. Y la gente y la prensa respetan mi privacidad.
¿Qué consejos daría a una niña que soñase con ser bailaora?
Que se entregue al cien por cien, que se comprometa con el arte y nunca baje la guardia, que no pare de aprender y de disfrutar. ¡Bailar es algo maravilloso!
¿Es el elixir para estar en forma?
Tengo la suerte de estar muy bien rodeada, no sólo por mi familia, también por mis amigos, por la gente que trabaja conmigo, porque es en las pequeñas cosas donde está la verdadera felicidad.
¿Quién es Sara Baras?
Nació En San Fernando, Cádiz, en abril de 1971.
Familia: Hija de la bailaora Concha Baras. Estuvo casada con el bailarín y coreógrafo Pepín Serrano. Se separaron en 2019. Tienen un hijo, José, de ocho años.
Trayectoria: Comenzó sus estudios de baile en la escuela de su madre. Formó parte del grupo ‘Los niños de la Tertulia Flamenca’. A los 14 años, entra en la Compañía de Manuel Morao y obtiene el Premio ‘Gente joven’, de TVE. En 1991 actúa en el Teatro Eduardo VII, de Paris y en 1992 acude a la bienal de danza de Lyon. En 1996 baila junto a Enrique Morente y ese mismo año forma parte del espectáculo, ‘Mujeres’, con la compañía de Merche Esmeralda, siendo invitada por Antonio Canales a la producción de “Gitano” En el 2006 junto a Josep Carreras dirige una coreografía en homenaje a Manuel de Falla, Albéniz, Turina y Lorca, con un éxito sin precedentes. En el 2007 estrena su versión de Carmen, en colaboración con Paco de Lucía y Javier Ruibal
Premios: Entre otros, el de la Fundación Starlite; Medalla de la provincia de Cádiz, Medalla de Oro de Andalucía y Premio Nacional de Danza.
La foto favorita de Sara
“Me encanta esta foto con mi hermana Triqui, con la que estoy muy unida, y a la que quiero mucho”.
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