Las vacaciones de verano de Guillermo Alejandro I y Máxima de Holanda acabaron en polémica después de que, hace dos semanas, salieran a la luz unas fotografías en las que se veía al matrimonio real posar con el dueño de un restaurante de la isla griega de Milos, sin mascarillas sanitarias y sin respetar la distancia de seguridad. Los reyes se vieron obligados a disculparse, aunque de aquel episodio ya solo queda el bronceado de la reina consorte. Ayer, Máxima reaparecía en Países Bajos para visitar un centro de mayores de Rotterdam con un conjunto blanco que resaltaba su moreno, sin remordimientos por sus vacaciones.
El atuendo de la rentrée real tenía acento español. La blusa sin mangas y con el cuello alto que escogió Máxima de Holanda se trata de un diseño de Zara y es el mismo modelo que lució el pasado mes de mayo tras el confinamiento, aunque en aquella ocasión la blusa era de color beige. Al igual que entonces, ayer la reina lo combinó con unos pantalones a tono, lo que, junto a sus salones y su cartera en tono "nude" y su chal blanco, resaltaba tanto el moreno de su piel como las joyas que llevaba puestas.
No importaron las críticas que algunos hicieron a los reyes por el lujoso yate que estrenaron en las aguas del Egeo. Máxima de Holanda adora los complementos maximalistas y ayer no dudó en rescatar de su joyero un llamativo broche de perlas y brillantes con aros dorados que solía ponerse durante sus primeros años como princesa de Orange. La consorte de Guillermo Alejandro lo combinó con unos pendientes del mismo estilo que tiene desde antes de su boda, formados por una perla rodeada de una cadena de anillos.
Máxima de Holanda tiene por delante una de las jornadas más importantes de la agenda real. El próximo 15 de septiembre, tendrá lugar el Prinsjesdag (o Día del Príncipe), la solemne ceremonia en la que el rey pronuncia su discurso en el parlamento y en la que su consorte, sentada junto a él en el trono del Binnehof, viste sus mejores galas. La pandemia ha obligado a introducir algunos cambios y así por ejemplo este año se ha decidido suspender la tradicional llegada del matrimonio en carroza y trasladar la ceremonia a la iglesia Grote Kerk de La Haya. Pero una cosa seguro que no cambiará: Máxima de Holanda, espectacular el año pasado con un vestido con capa burdeos del diseñador Jan Taminiau, tirará la casa por la ventana.
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