Lolita en manos de Ramón y Cajal; ‘Acacias 38’

QUÉ HA PASADO

• Miguel descubre que sus abuelos son unos ladrones.

• Arantxa regresa al barrio para visitar a Bellita.

Lolita ya sabe que la enfermedad que padece es incurable y comienza a despedirse de sus familiares. Antoñito, por su parte, sufre viendo cómo la luz de su amada esposa se apaga poco a poco. A pesar de sus momentos de flaqueza, saca fuerzas de donde puede. “No pienso rendirme, lograré que se ponga mejor”, afirma el joven.

Inmediatamente después, se dirige a ver al doctor Santiago Ramón y Cajal, que acaba de ser galardonado con el Premio Nobel de Medicina. “Necesito que ayude a mi mujer”, explica el diputado.

El científico accede a su petición y, horas más tarde, se presenta en su casa y tras examinarla, confirma la gravedad de su estado. No obstante, medita, podría haber una solución: un tratamiento experimental que está dando buenos resultados. La moribunda accede como única esperanza.

Por otro lado, Cesáreo y Arantxa ultiman los detalles para poner rumbo al País Vasco e iniciar una nueva vida en común. Sus amigos del barrio les organizan una bonita sorpresa como despedida: celebran una boda falsa en la pensión, con Servando como cura. Así, delante de todos sus seres queridos, la criada y el sereno se dan el “sí, quiero”.

José y Bellita acuden al enlace ya que, tras descubrir que su acosador ha vuelto a la Patagonia, la cantante ha salido de su escondite. “Me vi obligada a fingir mi muerte para que ese admirador me dejara en paz, fue realmente horrible”, cuenta a todos los vecinos.

Al día siguiente, su esposo prepara una rueda de prensa para hacer también partícipes de lo ocurrido a los medios con su supuesto fallecimiento. El Choco aprovecha la presencia de los periodistas para revelar, por sorpresa, que la artista sacará próximamente un disco. El nuevo trabajo de la folclórica provoca mucha expectación entre el público, que desea verla otra vez subida en un escenario.

Cerca de allí, Marcos regresa de su viaje. Soledad le cuenta la versión de Aurelio cuando este intentó propasarse con su hija. El recién llegado reprende a la muchacha por andar con tratos con los Quesada: “Aléjate de ellos o terminará pasándote algo malo”.

Acto seguido, el señor agradece a su empleada su sinceridad: “Te honra que me hayas revelado lo que pasó en casa durante mi ausencia”. La criada se emociona al escuchar estas palabras y se reafirma en su propósito de conquistar a su jefe. Sus sentimientos por él cada día son más fuertes y comienza a indagar sobre sus gustos.

En el restaurante, Sabina y Roberto se acostumbran a su vida como hosteleros honrados. La tranquilidad que sienten desde que han dejado los planes de robo se ve alterada por su nieto, quien comienza a preguntar acerca de la muerte de sus padres cuando era niño.

Que el joven quiera investigar sobre su pasado, pone bastante nervioso al matrimonio, pues tienen algunas cosas que ocultar. Entretanto, Miguel está intranquilo por su relación con Anabel, ya que ve que no es del todo sincera con él y teme que su acercamiento con Aurelio termine por minar su romance.

Ajena a lo que ocurre con sus vecinos, Genoveva lidia con sus propios demonios. Sumida en su obsesión por Felipe, ha contratado a un hombre para que le informe de todos sus pasos. El problema llega cuando deja de tener noticias de él. Desde que el abogado llegó a Austria se le ha perdido la pista y la señora teme que algo malo le haya ocurrido. A pesar de sus muchas disputas, es innegable que sigue amándolo.

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