El 26 de marzo del año 2000 la actriz Jennifer Aniston llegaba al restaurante Morton de Beverly Hills, en California. Aquella noche se celebraba la séptima edición de la ya legendaria fiesta que Vanity Fair ofrece tras la gala de los Oscar. Ataviada con un vestido lencero negro de pronunciado escote y su copiadísima melena rubia, solo un detalle –su mano entrelazada a la de su entonces marido, Brad Pitt– sitúa aquella fotografía dos décadas atrás en el tiempo. Los demás elementos (el vestido negro, el pelo brillante y el inconfundible encanto de la "novia de América"), siguen intactos.
Desde entonces hasta (literalmente) ayer, cuando presentó unos atípicos premios Emmy sin público pero con un maravilloso diseño lencero de la época de John Galliano en Dior, Aniston lleva poniéndose el mismo vestido en las grandes noches del cine. Varía el escote, pero salvo contadas excepciones –cuando elige el blanco, como en su comentadísimo pseudoabrazo con Brad Pitt en enero de este año vestida también con un Galliano vintage para Dior, en los premios Screen Actors Guild Awards (SAG)- el patrón se repite una y otra vez. La elección en esta ocasión, como en muchas otras, fue cosa de sus estilistas, el equipo que forman Nina y Clare Hallworth (y que, por cierto, suelen vestir también a Pitt, pero eso es otra historia).
La premisa: que nunca pase de moda
Suele decirse que el verdadero estilo personal, el auténtico, se da cuando una manera de vestir te identifica a lo largo de toda la vida. El reto de una celebridad, de hecho, no es vestir para un evento, sino hacerlo para toda una carrera. Que al ver una prenda o una forma de llevarla el mundo te reconozca en ella es una hazaña que pocos han bordado: vienen a la mente ejemplos como Carolina Herrera y la camisa blanca, Kate Moss y el look bohemio, o Karl Lagerfeld y el alzacuellos. Sin ruido ni grandes titulares, Jennifer Aniston lleva 20 años creando estilismos sobresalientes utilizando únicamente un vestido de color negro.
Si con esta única pieza ha conseguido mantener una imagen coherente (y relevante) durante tanto tiempo es porque ha sabido adaptarla al momento con pequeños detalles que marcaran la diferencia. Un escote para la historia, un tirante especial, un tejido vintage o un collar de diamantes: en las pequeñas cosas está la chispa.
Año: 2000.Vestido: Con un impresionante escote en uve, un largo que arrastraba y silueta lencera.Ocasión: La fiesta posterior a los Oscar organizada por Vanity Fair, acompañando a su marido Brad Pitt, que presentaba premio.
Año: 2000.Vestido: Puro minimalismo de finales de siglo: tirante spaghetti, corte recto.Ocasión: La décima gala benéfica anual Fire and Ice Ball contra el cáncer femenino.
Año: 2001.Vestido: Satinado, con detalle de nudo en los tirantes, un fruncido delantero y cinturón.Ocasión: Los premios People’s Choice, en el que ganó a mejor actriz de reparto por su papel de Rachel Green en Friends.
Año: 2003.Vestido: Pura dinamita con este vestido de patrón minimalista y triple escote que llega hasta el abdomen.Ocasión: La entrega de los Annual Screen Actors Guild Awards.
Año: 2004.Vestido: Un Valentino vintage de pronunciado escote en uve, decorado con un cierre delantero.Ocasión: La alfombra roja de los Globos de Oro.
Año: 2004.Vestido: El slip dress perfecto: de líneas limpísimas, escote lencero, cola trasera y espalda al descubierto.Ocasión: La premier de Troya en el teatro Zeigfeld de Nueva York.
Año: 2006.Vestido: Un clásico Rochas negro ceñido a la cintura, que llevó con un collar de diamantes de Bulgari y un bolsito de piel de cocodrilo de Lana Marks.Ocasión: La 78ª edición de los premios Oscar, en la que presentaba el premio a mejor vestuario.
Año: 2010.Vestido: Un Valentino con escote asimétrico y una gran abertura en la pierna.Ocasión: La ceremonia de los Globos de Oro.
Año: 2012.Vestido: Diseñado por Tom Ford, un vestido negro cortado al bies y con escote infinito.Ocasión: La gala LACMA 2012 Art + Film en honor a Ed Ruscha y Stanley Kubrick acogida por Gucci, acompañada por su entonces pareja, Justin Theroux.
Año: 2017.Vestido: Un sexy escote de Atelier Versace cuajado de lentejuelas que combinaba a la perfección con los 10 millones de dólares en diamantes que llevaba encima (de la firma Lorraine Schwartz).Ocasión: La fiesta posterior a los Oscar de Vanity Fair.
Fuente: Leer Artículo Completo