Muere doña Ana, madre de Isabel Pantoja y su principal apoyo

Doña Ana Martín Martín Villegas, madre de la artista Isabel Pantoja, ha fallecido hoy en Cantora, la finca propiedad de la tonadillera en la localidad gaditana de Medina Sidonia, a los 90 años de edad. Doña Ana acababa de recibir el alta hospitalaria después de su último ingreso. En los últimos años su estado de salud era delicado. Aquejada de un enfermedad degenerativa, hacía tiempo que apenas se dejaba ver en público y sobrellevaba en la intimidad de Cantora los múltiples dimes y diretes que afectaban a su familia. El más reciente, las disputas entre su hija Isabel y su nieto, Francisco Kiko Rivera, por la herencia de Francisco Rivera Paquirri. Cuentan que no llegó a enterarse jamás de que la tonadillera había ingresado en la cárcel de Alcalá de Guadaira, donde cumplió dos años de prisión por blanqueo de capitales durante su polémico romance con el que fuera alcalde de Marbella Julián Muñoz.

En vida, precisamente uno de los grandes empeños de doña Ana fue el de preservar a su hija artista de las malas compañías. Ana la Melones, como se la conocía de joven por ser hija de frutero y trabajar en el negocio familiar, tal y como informa La Vanguardia, se casó en 1952 con el cantaor y letrista de flamenco Juan Pantoja Cortés.Antes, doña Ana fue una destacada bailaora en las compañías de Pepe Pinto y Juanita Reina, pero abandonó su profesión para encargarse de sus hijos —Juan, Bernardo,Agustín e Isabel—.

En cuanto Isabel empezó a destacar como artista de la copla doña Ana se convirtió en su sombra, en la madre de la artista con todas sus consecuencias. Veló por la virtud de su hija y la acompañó orgullosa el día de su boda con el torero del momento, Paquirri. Sufrió con ella el luto cuando el diestro falleció de una cornada tras una trágica faena en la localidad cordobesa de Pozoblanco –ella misma llevó luto desde que enviudó, a los 43 años de edad– y la acompañó en su vuelta a los escenarios. Cuidó de sus nieto Kiko cuando aún no era Dj y se le conocía popularmente como Paquirrín, de Isa, con quien, al parecer, la relación nunca llegó a ser demasiado fluida, procuró que su hija no se casase, finalmente, con Julián Muñoz y poco a poco se fue recluyendo en Cantora, donde también vive otro de sus hijos, Agustín, mánager y mano derecha de Isabel Pantoja. La periodista Pilar Eyre recuerda en su blog, actualizado hace apenas unas horas, cómo una joven tonadillera que empezaba a despuntar en el mundo del espectáculo la confesó emocionada que todo se lo debía a ella, a su madre, “que me ha inculcado la esperanza del triunfo desde pequeñita. Por eso la tengo como una reina y la voy a cuidar siempre, hasta el fin, y aun así no podré pagarle ni la centésima parte de lo que ella ha hecho por mí”. Y así ha sido. Descanse en paz, doña Ana.

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