Para entender cómo funciona la dieta alcalina o dieta del pH la nutricionista Isabel Belaustegui aconseja atender antes a los conceptos básicos: pH, ácidos y álcalis (o bases). Así, la experta explica que un ácido es una sustancia con efecto corrosivo por un mecanismo químico llamado cesión de iones. Como lo que ocurre al poner un trozo de carne o una moneda en un refresco de cola: al cabo de unos días la carne se ha disuelto y la moneda se ha oxidado por la acción ácida del refresco. Una base o álcali protegen de los ácidos. Así, por ejemplo, el zumo de patata calma los dolores de la hiperacidez gástrica y la leche fresca neutraliza la agresividad de los ácidos. ¿Eres ácida o alcalina?
Generalmente, los ácidos tienen sabor ácido y las bases, sabor dulce. Pero el sabor no es un dato infalible: el azúcar y los cereales no son ácidos al gusto y sin embargo son alimentos muy acidificantes; o lo contrario, el limón, de sabor ácido, es un excelente alcalinizante.
La medida del grado de acidez o alcalinidad de una sustancia es el pH y varía en una escala que va de 0 a 14. El pH 7 es el equilibrio entre ambas: el famoso «pH neutro«. Por debajo de 7 estamos en un entorno ácido y por encima de 7, en uno básico.
¿Qué es la acidosis?
Nuestro organismo funciona de manera óptima en un pH sanguíneo ligeramente alcalino, de 7,39. La enfermedad aparece tan pronto nos encontramos en acidosis como en alcalosis aunque, por la alimentación y el estilo de vida actuales, lo más común es entrar en acidosis.
Cuando el organismo se acidifica, enfermamos…
- Por la alteración del funcionamiento de las células.
- Por la agresividad de los ácidos, sobre todo en los órganos encargados de su eliminación, como la piel, los riñones y los pulmones. Por eso pueden aparecer eccemas, urticaria, prurito, enrojecimientos de la piel por acidez excesiva del sudor, micciones dolorosas por orina muy ácida, cistitis, uretritis e infecciones respiratorias.
- Por la desmineralización debida a la utilización de sustancias básicas de los tejidos para neutralizar los ácidos, como por ejemplo el uso de sales básicas de calcio del hueso para neutralizar la acidosis generada por las proteínas de la leche. Por eso pueden aparecer alteraciones en el esqueleto, los dientes, inflamación de las articulaciones, canas, cabellos sin brillo, pérdida de cabello, uñas frágiles, piel desecada y con fisuras y encías sensibles que sangran con facilidad.
Las personas acidificadas son a menudo frioleras, hipotensas, hiperreactivas, con tendencia a las crisis de hipoglucemia, debilidad del sistema inmune y aparición de infecciones recidivantes.
Para protegernos de la acidosis la nutricionista Isabel Belaustegui aconseja seguir una dieta alcalina, basada en el predominio de alimentos alcalinizantes sobre los alimentos acidificantes.
Los alimentos acidificantes son…
La carne (más la roja y de cerdo que la de ave y cordero), pescado (más el azul que el blanco), marisco, huevos, quesos (los más fuertes son más ácidos que los más suaves), grasa animal, algunas grasas vegetales (cacahuete, aceites refinados, grasas trans), cereales (integrales y refinados), alimentos a base de cereales (pasta, pan, galletas, bollería), legumbres (más garbanzo, soja y judías pintas que lentejas y judías blancas, guisante y tofu), azúcar blanco, dulces, frutos secos (excepto almendras), refrescos, café, té, cacao y vino.
Los alimentos alcalinizantes son…
La patata, hortalizas verdes, hortalizas coloreadas como la zanahoria y la remolacha (pero no el tomate), maíz, leche, nata, mantequilla, plátanos, almendras y nueces de Brasil, castañas, frutos pasos (orejones, dátiles, higos pasos, ciruelas pasas, uvas pasas), agua mineral alcalina, aceitunas negras, aceite de oliva de presión en frío, aguacate, azúcar integral, germinados, sal, algas, especias verdes.
Además, existe un tercer grupo, los alimentos ácidos que pueden alcalinizar el medio interno según las características metabólicas individuales: yogur, kéfir, limón y cítricos, frutos del bosque, fruta dulce (melón y sandía), hortalizas ácidas (tomate, ruibarbo, berros, acedera), chucrute, zumos de frutas y de limón, miel, vinagre.
Las claves de la dieta alcalina
- Cada comida debe estar constituida por alimentos alcalinizantes en mayor proporción que los alimentos acidificantes.
- Hay que adaptar las proporciones a las circunstancias y las capacidades metabólicas de cada persona, es decir, consumir los alimentos ácidos cuando el organismo está preparado para ello: por ejemplo, para las personas llamadas “metabolizadores débiles” es mejor consumir la fruta por la tarde, cuando su metabolismo funciona a pleno rendimiento y tiene la capacidad de eliminar sus componentes ácidos sin problemas.
- Debemos dejar tiempo suficiente para hacer frente a un aporte extra de ácidos, por ejemplo tras una comilona o los excesos navideños, para que sean reconstituidas las reservas de bases que neutralizan los ácidos.
- Debe incluir una parte de alimentos frescos en forma de ensaladas y fruta fresca a diario, pues en la cocción de los alimentos aumenta su potencial acidificante.
Vivimos en una época en la que la acidosis es frecuente debido a los hábitos de alimentación y el estilo de vida. La abundancia de azúcar, productos lácteos, alimentos procesados, harinas refinadas, bebidas gaseosas, excitantes como el café, el consumo de alcohol, los medicamentos y la escasez de alimentos que alcalinizan, como las verduras y las hortalizas, favorecen la acidificación del medio interno. Si sumamos las prisas, el estrés, pasar tiempo en ambientes cerrados, los viajes, dormir mal, el malhumor, el nerviosismo y el sedentarismo… tenemos el cóctel perfecto, según revela la experta, para que surjan multitud de enfermedades generadas por la acidificación.
Cuando esto ocurre solo puntualmente, las bases cedidas pueden ser reemplazadas por aportes alimentarios ricos en minerales básicos. Cuando la usurpación de bases se hace de forma regular, las reservas de bases se agotan y se produce la desmineralización de los tejidos, el daño de los órganos de limpieza y el agotamiento del sistema.
Podremos emplear recursos naturales (plantas medicinales diuréticas y sudoríferas o preparaciones minerales básicas como el coral calcio o el bicarbonato), pero lo más importante será detener el flujo de ácidos al organismo y seguir un estilo de vida y una dieta alcalinos sostenibles a largo plazo.
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