De joven, Martín Guzmán jugaba muy bien al tenis. Tan bien, que le dedicaba horas y horas a ese deporte e incluso organizaba torneos. Aquellos años felices, repartidos entre la raqueta y la universidad, son ya pasado, porque el desafío de Guzmán hoy requiere de las dotes de un Rafael Nadal: va a tener que jugar realmente bien, día tras día, si aspira a rescatar a la economía argentina de la actual crisis, la más reciente de un país adicto a ellas.
El nuevo y joven ministro de Economía argentino –tiene 37 años– era investigador en la Universidad de Columbia, una de las cumbres de Nueva York, cuando fue puesto en contacto con el entorno de Alberto Fernández, el nuevo presidente del país. Su perfil de economista experto en reestructuraciones de deudas soberanas encajaba a la perfección, porque Fernández está convencido –y en eso Guzmán tuvo bastante que ver– de que sin solucionar el problema de la deuda, la Argentina no podrá salir de la crisis.
Y la crisis es seria, porque el país cerrará 2019 con una inflación del 55% y una caída del PBI cercana al 3%. Es cierto que el anterior gobierno de Mauricio Macri logró reducir el déficit fiscal y generar una serie de cambios estructurales que facilitarán la consistencia del despegue que buscan Fernández y Guzmán, pero la economía argentina está parada y deprimida, la industria trabaja al 50% de su capacidad y la pobreza se encamina al 40%. El panorama es oscuro.
Tenista de vocación
En su primera aparición pública una vez que asumió el control de la economía argentina, Guzmán sorprendió a los periodistas. Se presentó en una rueda de prensa en la que habló lento, extremadamente lento, a un ritmo casi hipnótico, para deslizar, no sin carisma, una serie de generalidades y decir que las decisiones que tomará se conocerían por escrito. Y así fue, entre la noche del viernes y la mañana del domingo, una serie de decretos y resoluciones le dieron la vuelta a aspectos clave de la economía macrista para instalar un modelo mucho más intervencionista.
"Venimos a resolver la situación de virtual default que ha dejado la administración anterior. Argentina hoy no tiene acceso al crédito, lo ha perdido", enfatizó Guzmán. "Hay que tomar decisiones, y esas decisiones las vamos a tomar nosotros, el nuestro no es un programa diseñado por el FMI", añadió el ministro, que también explicó que la Argentina vive un contexto "de ansiedad económica", y que lo primero es "calmar" esa economía y "tranquilizar" a la gente.
Todo muy lejos de aquel Guzmán adolescente que soñaba a lo grande con la raqueta. Era octubre del 2000, tenía 16 años y derrotaba 6-2 y 6-3 a Sebastián García Spinetta en la final de un circuito de juveniles en La Plata.
"No era un gran talento, pero sí un muy buen jugador dentro del nivel medio que hay en esta ciudad, muy batallador, muy concentrado siempre", describe a Vanity Fair un integrante de la escena tenística platense de aquellos años. El perfil tenístico de Guzmán es, en todo caso, más promisorio de cara a su desafío de hoy que el futbolero: es hincha de Gimnasia y Esgrima, el club más antiguo del país y que nunca pudo gritar campeón en la primera división. El mismo club que en los últimos meses dirigió Diego Maradona.
Rumbo a EEUU
Dos años después llegaría la universidad y la licenciatura en Economía en la Universidad de La Plata en 2005. Mientras organizaba torneos en el club de tenis "El Molino", Guzmán se las arregló para completar un máster en 2007 en la misma universidad y preparar el salto a Estados Unidos.
El joven Guzmán se instaló en Providence, en el tranquilo estado de Rhode Island, el más pequeño de los Estados Unidos. Allí hizo un máster en la prestigiosa Universidad de Brown en 2007 y se graduó en doctor en Ciencias Económicas en 2009 con una tesis titulada "Entendiendo las causas y los efectos de las crisis financieras", análisis que claramente no le va a venir nada mal en su nuevo trabajo.
El cambio de Rhode Island a Nueva York lo propulsó a las Grandes Ligas, a Universidad de Columbia, donde Joseph Stiglitz, que ya era Premio Nobel de Economía, lo cobijó bajo su ala. Tan orgullosa está Columbia de "su" ministro, que el 6 de diciembre tuvo que borrar un tweet: Había felicitado a Guzmán como nuevo ministro antes de que el propio Fernández lo anunciara.
Está soltero, y gente que lo frecuentó en aquellos años en Columbia, donde Guzmán era investigador asociado, tiene una descripción clara de su personalidad: "Es muy nerd, muy bicho de biblioteca, no me lo imagino que haya salido a hacer el loco por Nueva York".
Un trabajo difícil
Esos años en la biblioteca le sirvieron para convertirse en referencia en el mundo académico a la hora de analizar qué sucede cuando un país entra en crisis debido al peso de su deuda externa. El nuevo ministro argentino acaba de reconocer que el país está en suspensión de pagos, una situación en la que sus compatriotas tienen mucha experiencia.
"Ese programa no funcionó y ya se cayó. No hay forma de que Argentina llegue en el 2020 a un ajuste de la magnitud necesaria para cumplir ese programa", dijo Guzmán. El reconocimiento implica la tercera cesación de pagos argentina en el siglo XXI. La primera fue en 2001, declarada por el presidente peronista Adolfo Rodríguez Saá. Con 100.000 millones de dólares, está considerado el "default" más grande de la historia. El antecedente más cercano es el de 2014, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, actual vicepresidenta de Fernández, cuando no se pagó el dinero que reclamaban los "fondos buitre" que tenían en su poder bonos "defaulteados" del 2001. Según el diario económico El Cronista, en los últimos 18 años Argentina solo cumplió con sus obligaciones ante los acreedores durante dos años y medio.
Cuando aún no sabía que le llegaría el momento de trasladar la teoría a la práctica, Guzmán trabajó duro en escribir un paper para presentar ante las Naciones Unidas, y lo contó así en un tuit: "Argentina será el próximo gran test para el actual (no-)sistema de resolución de crisis de deuda soberana. ¿Será funcional el sistema esta vez a resolver la crisis en tiempo y forma? Mi presentación esta mañana en el Palacio de las Naciones en Ginebra".
Pero una cosa es el paper de un académico y otra, la realidad de un ministro. Los argentinos están un tanto ansiosos ante la falta de concreción del "plan Guzmán". El ministro aseguró que su prioridad será "frenar la caída" de la tercera economía de América Latina, "tranquilizarla y sentar las bases de un proyecto de desarrollo que sea sostenible".
Todo un mundo nuevo para aquel nerd de biblioteca que en 2018 marchó en Nueva York junto a dos amigas –la economista feminista Mercedes D’Alessandro y la ex embajadora de Cristina Kirchner en Estados Unidos, Cecilia Nahón– a favor de la legalización del aborto en la Argentina.
Imágenes del pasado. El tenis, los estudios, los "papers" teóricos, todo es broma si se compara con aquello que Guzmán sabe mejor que nadie: acaban de darle uno de los trabajos más difíciles del mundo.
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