El abrigo Loden, la chaqueta Schladming, el Dirndl… Por qué debe inspirarse en Austria para arrancar el año con estilo

El 2 de diciembre de 2014 Karl Lagerfeld presentó París-Salzburgo, su precolección de otoño –la que Chanel dedica a los Métiers d’Art, los talleres de oficios artesanos que han ido quedando en los últimos tiempos bajo la protección de la casa de moda francesa– en el Schloss Leopoldskron de Salzburgo.

En la misma no faltaron ni los sombreros con plumas -idénticos a los que el diseñador alemán solía llevar de niño-, ni los Lederhosen -los pantalones de piel bordada típicos de la región austriaca del Tirol – o los vestidos vagamente inspirados en el también tradicional Dirndl. Ni, naturalmente, los abrigos Loden que puso de moda el emperador Francisco José de Austria, y que acabamos de ver en la precolección del próximo otoño de Gucci. Más referencias recientes al estilo austriaco: superada su etapa provenzal, Carolina de Mónaco también atravesó una fase Dirndl gracias a su matrimonio -aún no finiquitado legalmente, por cierto- con Ernesto de Hannover.

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De todos ellos -Lagerfeld, Alessandro Michelle, los Hannover- y antes, de películas como Sissí Emperatriz – aprendimos a valorar las cualidades de una buena chaqueta Schladming, de un Loden -probablemente, la prenda de abrigo más cómoda y calentita del mercado, además de impermeable- y hasta de un par de zuecos como los de aquella colección de Chanel cuyas crónicas recordaban cómo en 1961 Luchino Visconti le encargó a Coco Chanel que visitiera a Romy Schneider para la película Boccaccio ’70. La actriz volvería a interpretar a Sissi al año siguiente en Ludwig, también a las órdenes de Visconti. Esta vez, con vestuario de Piero Tosi.

Curiosamente, ni Tosi ni Visconti veían a Romy Schneider como la emperatriz de Austria -hubiesen preferido a una intérprete más fría y espigada; Charlotte Rampling, por ejemplo-, pero eso no impidió a la actriz vienesa pasar a la posteridad por su interpretación de la desdichada Sissi y que hoy sea tan popular por ese papel como la ciudad de Viena por su tarta Sacher…O por su Concierto de Año Nuevo. Este año el letón Andris Nelsons(Riga, 1978) dirige a la Filarmónica de Viena en el Musikverein de la capital de Austria. Un acontecimiento para el que, sorprendentemente, no hay un dress code demasiado rígido. Podría asistir perfectamente con una Schladming.

En el programa hay piezas de Carl Michael Ziehre, Ludwig van Beethoven y, por supuesto, los Strauss -Eduard, Josef y Johann Jr.-. Naturalmente, no faltarán ni el vals El Danubio Azul ni la Marcha Radetzky. Si al escucharla no necesita imperiosamente un Loden…

Por cierto: en 1977 Jacques de Bascher acudió vestido enteramente a la austriaca -Loden incluido- a la fiesta Moratoire Noire que organizó en honor de Karl Lagerfeld en Le Main Bleue, y sobre la que corren todo tipo de leyendas y que, según uno de sus asistentes -el decorador Vincent Darré-acabó en "una orgía gigante". Pero esa es otra historia…

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