La velocidad es supersónica: no hay semana en la que alguna de las Kardashian Jenner no nos sorprenda con algún nuevo look de pelo. Puede ser un corte distinto, un peinado sorprendente o un color renovado, pero no hay mes en el que no tengamos que comentar un cambio de estilo en Kim, Kylie, Khloé o Kendall. Es cierto: muchas veces no se somente a procesos químicos ni recortes drásticos, sino que echan mano de pelucas, extensiones y tintes no permanentes. Aún así, tanta metamorfosis nos llama la atención. Si nosotras recurrimos a los cambios de look cuando queremos convocar cambios vitales o remontar crisis existenciales, ¿qué significa que lo hagan tan a menudo las Kardashian Jenner?
Efectivamente: como sospechábamos, el universo emocional de Kim Kardashian o Kylie Jenner no tiene nada que ver con el nuestro. Por descontado que las reinas de Instagram no dejan traslucir ninguna de sus crisis vitales en su calculadísimo look, entre otras cosas porque está valorado en muchísimos miles de dólares y el nuestro, no tanto. En otras palabras: es más fácil que las Kardashian-Jenner resuelvan sus disgustos comprándose un nuevo coche, que tiñéndose y cortándose el pelo. Entonces, ¿cómo podemos explicar tanto nuevo corte y color?
En realidad, las nuevas reinas de la celebridad global exhiben tantísimos looks nuevos como un símbolo de estatus: cada mañana, un equipo de peluquería y maquillaje se ocupa de que las megadivas de la red social luzcan a prueba de selfie. Estamos ante una versión actualizada del personal de servicio que atendía a las damas de la alta sociedad, al estilo «Downton Abbey». Sin embargo, para las Kardashian-Jenner sus cambios de look tienen una segunda e importantísima motivación: gracias a ellos logran la presencia constante en las redes que necesitan para vender sus productos. Por algo agotan todo lo que tocan: su Instagram es un no parar de anuncios. Y aunque alucinamos con su pelo, lo que compramos son sus cosméticos.
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