Hace ya unos años que su nombre se empezó a escuchar en el mundo de la cosmética, pero ahora es cuando las mascarillas magnéticas se están poniendo más de moda que nunca. Y no solo por sus propiedades sino por el efecto visual y casi de ASMR que crea quitarla. Por supuesto, esta es una de las razones por las que las mascarillas magnéticas se están haciendo virales por los pasillos de Instagram, pero no es la única.
¿Qué es la mascarilla magnética?
Se trata de un invento de la cosmética coreana. Unas mascarillas de color negro formuladas con minerales para limpiar la piel, que se mezclan con partículas de hierro. Estas se activan con un imán, que es el que se utiliza para retirarlas del rostro. Porque no, aunque se aplican igual que el resto de mascarillas, no se retiran con agua. Al conectar los imanes con el hierro se crea una especie de minicorriente que es la responsable de eliminar las toxinas de la piel y ayuda a que las células se activen y regeneren.
Beneficios de la mascarilla magnética
Lo principal por lo que estas mascarillas son aclamadas es por sus poderes antienvejecimiento. Los imanes hacen que mejore la circulación sanguínea y hacen que se active la regeneración de las células y energiza la piel. Es una alternativa perfecta para hacer desaparecer desaparecer las arrugas o recuperar la luminosidad del rostro. Y es que, al retirar la mascarilla con el imán, esta se lleva consigo también las pieles muertas, dejando la piel más suave y tersa.
Este poder de extracción también hace que sean limpiadoras, arrastrando las toxinas y la suciedad pegada a la mascarilla y al imán. Además quitarla resulta de lo más divertido y el efecto visual queda genial en los vídeos de Instagram, que empiezan a circular mostrando las diferencias entre la zona de la cara que ha estado cubierta por la mascarilla y la que no.
También aporta hidratación, ya que oxigena y revitaliza la piel gracias a los minerales por los que está compuesta.
¿Cómo se aplican?
Estas mascarillas se aplican como cualquier otra. Conviene hacerlo con un pincel o brocha para no mancharnos las manos y no malgastar producto. Normalmente, se dejan actuar durante cinco o diez minutos y después se retiran con el imán que las acompaña. Pero para que este no sea demasiado agresivo con la piel lo envolveremos en un pañuelo de papel. Se verá cómo retira toda la suciedad, las pieles muertas, las impurezas, etc.
Al retirar la mascarilla, queda sobre la piel una capa de aceites minerales, que hidratan la piel, que después se masajearán para que penetren lo más profundamente posible para dar jugosidad a la piel.
¡La quiero!
¡La quiero!
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