Por suerte, las mujeres ya no vivimos en silencio casi nada de lo que nos pasa y enseguida corremos a compartir cada evento cosmético o vital con nuestras íntimas. De ahí una intuición comprobada en uno de estos círculos cómplices: seguramente no somos las únicas que notamos que se nos cae el pelo más de lo habitual. Apostamos a que somos legión las que nos estamos horrorizando cada vez que nos quitamos la coleta o nos damos el champú en la ducha y nos quedamos con pelo en la mano. ¿Pero porqué nos pasa esto? ¿Es que el pelo también tiene estrés porque quiere salir de casa? ¿Nos enfrentamos ya a la temida calvicie?
Los expertos coinciden en que sí, el estrés puede ser causa de una caída del pelo más abundante de lo normal. Y, de hecho, si ahora mismo está coincidiendo un momento de preocupación y nerviosismo y una alimentación que ya no es tan equilibrada como debería, puede tener consecuencias para nuestra melena. Sin embargo, si no se ha disparado el estrés ni hemos dejado de comer o nos alimentamos solo de dulces tendremos que buscar la causa en otro lado.
No hace falta ser Sherlock Holmes para deducir una posible causa: basta con darse una vuelta por Instagram. Observaremos cómo la gran mayoría de nosotros, confinadas o tratando de permanecer al máximo en casa, hemos dejado de peinarnos y nos apañamos con el clásico moño o la recurrente cola de caballo. Error. De hecho muchas famosas, de Jennifer Lopez a Ariana Grande, han pagado muy cara su obsesión por el efecto lifting de la cola de caballo: el pelo tan tirante termina resistiéndose. Y se cae.
Se llama alopecia por tracción y se acusa sobre todo en la frente y las sienes, donde el pelo puede curvarse, romperse o debilitarse hasta el punto de crecer sin cuerpo ni fuerza. Un síntoma claro de que te estás pasando con las gomas es que, al soltártelas, te duele el cuero cabelludo. No te asustes: suele ser reversible. Pero si combinamos tensión excesiva y diaria en el pelo por tanto moño de confinamiento, nervios por el momento que estamos pasando y excesos y defectos en la alimentación, te puedes encontrar con una sorpresa desagradableen la ducha o cuando te quites la goma del pelo. No lo dudes: consulta a un dermatólogo para valorar las soluciones si es tu caso.
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