Hace unos años las micelas revolucionaron el paso más importante de la rutina facial: la limpieza. Estas diminutas estructuras circulares polarizadas son capaces de atraer el maquillaje, la suciedad y la grasa de la piel, como si fueran imanes, para arrastrarlos y dejar un cutis impoluto. Sin embargo, como contienen jabón pueden irritar algunas pieles, sobre todo las más sensibles.
Ahora les ha salido un gran competidor, apto para cualquier tipo de piel: los aceites apolares. Para entender qué son hay que irse hasta la lipoquímica, que es una rama de la química que estudia las propiedades de los aceites. “Estos se pueden clasificar por su estructura química, origen y también por su polaridad; es decir, por el número y tipo de cargas eléctricas que poseen. Los aceites vegetales libres de cargas eléctricas, conocidos como apolares, son los más eficaces para eliminar la suciedad y contaminación”, explica Pedro Catalá, doctor en farmacia y creador de Twelve Beauty.
Su secreto es la habilidad que tienen para solubilizar pigmentos, suciedad y restos de contaminación (los más eficaces son los de algodón, cártamo y maíz), respetando el pH de la piel. Esto se traduce en una limpieza fácil, rápida y nada agresiva, en la que se disminuye la fricción, evitando así que la piel sufra.
Además, como estos activos son altamente afines a la piel, son capaces de reponer los aceites naturales presentes en la epidermis –estos normalmente desaparecen con la limpieza–, reduciendo considerablemente la perdida de agua transepidérmica. Eso sí, debes acompañarlos siempre de un aclarado posterior con agua tibia, ya que si usas agua caliente o muy fría afectará a los capilares de tu piel; usando una muselina suave que no genere fricción, ya que las esponjas o toallitas son más agresivas con la piel.
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