Podemos empezar a entrever lo que será la famosa nueva normalidad post coronavirus, y si algo tenemos ya claro es que la mascarilla se va a convertir, casi casi, en obligatoria. Muy pocos podrán darse el lujo de salir de casa sin ella, probablemente solo los que vivan en lugares con poca densidad de población. Eso sí: quienes salgamos cada día de casa en dirección transporte público para cumplir con la jornada laboraltendremos que llevarla muchas horas puesta. Atención, porque las pieles sensibles pueden sufrir rozaduras y rojeces a poco que el material sea rudo, los acabados no sean suaves o la mascarilla no ajuste demasiado bien y se mueva. Por suerte, tenemos soluciones.
Es inevitable: simplemente por la gestualidad de la cara se producirán sí o sí rojeces en la piel. Además, un cutis graso, la sudoración o el maquillaje pueden provocar la salida de granitos, estimular el acné o producir rozaduras. Recordemos que bajo la mascarilla se acumula, además, la humedad de la respiración, el elemento perfecto para que se multiplique la irritación. Por eso, un movimiento inteligente es evitar el maquillaje o limitarse a BB creams con color que se absorben rápidamente.
Es importante lavarse la cara frecuentemente, preferiblemente con un cosmético con ácido salicílico. Pero si estás muchas horas fuera de casa con la mascarilla puesta y sin tiempo para paradas largas, puedes recurrir a un tónico antibacteriano para refrescar rápidamente esa zona de la cara. Una última recomendación: utilizar cosméticos barrera entre tu piel y la mascarilla. Puedes recurrir a una crema muy cubriente, bálsamos calmantes o aceites faciales para suavizar el roce. Si no es suficiente, puedes aumentar la lubricación con unguentos o vaselina. Si tienes la mala suerte de sufrir roces insistentes en la nariz o las mejillas, te queda una solución: apósitos hidrocoloides.
Fuente: Leer Artículo Completo