Desde la cosmética y también en nuestra intimidad comenzamos a enfocar los cuidados de la piel de manera distinta: ya no nos centramos tanto en elenvejecimiento, pues supone en verdad un privilegio, como en el bienestar. Buscamos sentirnos bien, minimizar problemas y maximizar virtudes. Y para ello es fundamental conocer con antelación qué retos nos pone por delante el tiempo y cómo podemos enfrentarlos. A los 30, comenzamos a ver las primeras señales de la edad: pequeñísimas arrugas y líneas de expresión que comenzamos a ver cuando gestualizamos. El ingrediente que tiene que estar presente en nuestra dieta cosmética es, definitivamente, el retinol, además de un protector solar que ya no podemos dejar de usar. A los 40 y a los 50 años la tarea es otra.
A los 40, la piel muestra la acumulación de rayos solares que se traducen en manchas más o menos pigmentadas. Además, notaremos que si no descansamos y nos cuidamos nos falta luminosidad y brillo. Ese aspecto cetrino será nuestro enemigo número uno. Un ingrediente cosmético que te puede ayudar a combatirlo, además de una hidratación extranutritiva con ácido hialurónico y vitamina C, es la viniferina, un antimanchas natural extraído de la savia de vid muy potente.
A los 50, además de las manchas y de ese aspecto cetrino que puede instalarse de vez en cuando en la dermis, empezaremos a notar una sequedad inédita hasta la fecha. No solo tiene que ver con el efecto acumulado del daño ambiental, sino también con la falta de colágeno, así que cualquier cosmético que podamos reforzar con este ingrediente nos interesa. Querremos maximizar la elasticidad de la piel, pero no podemos olvidarnos del protector solar ni de la nutrición, en forma de aceites y serums. Lucirá preciosa.
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