Las cejas siempre han tenido un espacio protagonista en el mundo de la belleza y la cosmética. Pero si antes la tendencia se dirigía a llevarlas súper finas y depiladas, desde hace varias temporadas es todo lo contrario. Las cejas ya no se tocan, se llevan densas, pobladas y espesas, razón por la que el maquillaje de cejas ha tomado tanta importancia en el último tiempo, haciendo del cuidado y preparación de esta parte del rostro una rutina por sí sola. Pero sobre todo, se llevan naturales. Tanto, que se acabaron las cejas rectas y perfectamente ordenadas, porque en 2020 mandan en su versión más despeinada.
Esta tendencia ya empezó a tomar posiciones a finales de 2019, impulsada por los looks de celebrities como Alexa Chung, Suki Waterhouse, Lily Collins o Cara Delevingne, que desde sus inicios sus cejas han sido su seña de identidad. Pero no son despeinadas al azar, sino que tiene truco. Se trata de imitar una especie de pluma, de forma más o menos exagerada, según la naturalidad que se quiera conseguir con la tendencia. Y es que aunque despeinadas, las cejas están perfectamente definidas y trazadas, rellenándose con el vello hacia arriba.
Esto aporta volumen y movimiento, haciendo que las cejas se vean mucho más densas y aportan un toque de personalidad al rostro, restando seriedad y dando un extra de carácter.
¿Cómo se consiguen?
Además, estas cejas son mucho más sencillas de conseguir que las perfectamente pintadas o las ultra depiladas de antaño. Para obtener este resultado con las cejas una de las formas para conseguirlo es cepillando el pelo de forma vertical hacia arriba para después fijar con un gel para cejas, que aporte color.
Antes de aplicar el gel, se pueden completar las cejas con un lápiz, dibujando pequeños y finos trazos hacia arriba y terminar con polvo para cejas para rellenar huecos, creando un resultado muy natural. Aunque no es la única forma.
La técnica de moda
Esta es una forma de conseguir el efecto a diario, pero la técnica para obtener este resultado de manera más duradera y efectiva es la laminación de cejas. Se trata de un tratamiento semipermanente que dirige el vello que compone la ceja, aprovechando su crecimiento natural. Es decir, colocando el pelo natural de la ceja en la misma dirección haciendo que crezca las próximas semanas en ese sentido. O lo que es lo mismo algo similar a unas extensiones, como ocurre con las pestañas.
Es una técnica totalmente indolora, ya que no depende de agujas y solo de productos que, además, no son nada invasivos, como los de alisado tras limpiar, definir y cepillar la ceja y el suero posterior que nutrirá y terminará de alisar la ceja y fijar bien los pelos. Después se vuelven a limpiar y a fijar con un nuevo gel. El proceso dura aproximadamente una hora y la duración en la ceja en torno a un mes, dependiendo del tipo de pelo y la rapidez de crecimiento.
Por su parte, se trata de una técnica apta para todos los tipos de cejas, ya sean de pelo más grueso o fino. Y es que en cejas con el pelo grueso y rebelde esta técnica ayuda a domarlos, así como en cejas de pelo fino y claro y poco pobladas o de vello disperso que dejan huecos.
Hay que tener en cuenta que la laminación de cejas aporta una definición y fijación mayores que el cepillado tradicional, que a veces puede resultar más artificial, por lo que deberá elegirse una u otra técnica en función del resultado despeinado que busquemos.
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