¡Granos a los 40! Cómo combatir el acné adulto

El acné no es patrimonio de la juventud, para desgracia de quienes lo padecen pasados los 20. Es más, en las mujeres no es tan infrecuente que se reactive un brote alrededor de los 40. Los cambios hormonales, unidos al estrés, al tabaquismo, a una mala dieta y a la polución conforman los desencadenantes de esta odiosa patología pasada la pubertad.

A diferencia del acné adolescente, que se centra en la llamada zona T, el acné adulto se localiza en la zona peribucal, la mandíbula y el cuello, y suele mostrarse en forma de nódulos inflamados, que duelen y no desaparecen por arte de magia.

Lo primero, si se tiene un ciclo menstrual irregular es tratarlo, porque puede ser uno de los motivos que estén detrás de esta repentina aparición de granos.

Solucionado ese problema, se impone seguir una limpieza de la zona para evitar que el sebo bloquee el poro, pero no hay que excederse en la higiene, porque puede ser contraproducente. Y después, cuando sale el grano, conviene aplicarse un queralotílico.

No hace falta decir –pero por si acaso lo decimos– que no se deben manipular las lesiones, que hay que usar cosméticos no comedogénicos y que se recomienda evitar las cremas abrasivas.

Para frenar el avance del acné adulto, los retinoides tópicos y los alfahidroxiácidos son soluciones que a menudo prescriben los especialistas, que suelen actuar como medidas preventivas.

Pero en los últimos años se han impuesto otras estrategias de aniquilación del acné adulto que están dando magníficos resultados, como son el láser, la luz pulsada intensa o la terapia fotodinámica, que actúan disminuyendo la inflamación y desactivando la bacteria que provoca el acné, además de mejorar las marcas. En todo caso, el dermatólogo es el que tiene la última palabra.

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