Es posible que en el último año tus dolores o molestias intestinales se hayan incrementado. Si esto te ha pasado, seguro que has pensado en cuáles podrían ser las causas y has investigado pro cuenta propia, ya que acudir al médico es ahora una de las labores que solo reservamos en caso de urgencia.
Incluso es probable que hayas podido pensar que tus posturas son las que están afectando a tu estómago. Y tienes razón al pensar que la salud intestinal se relaciona con la mental y la inmunológica, pero en cambio te equivocas al pensar que es el factor principal que aumenta tu dolor.
Has pensado que, al estar la espalda y las tripas tan cerca, era posible que tus hinchazones o pesadeces intestinales guardaran relación con tus malas posturas, ya que las horas que pasamos sentados frente al ordenador y las pantallas han sumado también cifras a su cuantía.
Pero en realidad lo que realmente está afectando a tu estómago no es tu postura, sino tus hábitos o intolerancias. Es posible que hayas desarrollado alguna en los últimos tiempos, que directamente te sientan más pesada por moverte menos, que hayas probado nuevas comidas que no te sientan bien o que estés desarrollando alergias, masticando mal los alimentos, tragando demasiado aire o bebiendo líquidos en exceso mientras comes.
Como consecuencia, además, tienes flato, ¿verdad? Si es así será mejor que solicites cita con tu médico digestivo para conocer qué es exactamente lo que está perjudicando a tu salud y qué medidas debes tomar ante ello. Mientras tanto lo que sí puedes hacer es intentar cuidar tus posturas porque, aunque no son el factor principal que causa estos dolores, sí que guardan algo de relación en la aparición de los mismos.
Qué hacer para controlar el dolor intestinal
Tu intestino reduce el espacio de movimiento cuando tu pelvis se curva hacia adelante ya que la columna, a su vez, se curva y se acorta. Aquí es cuando aparece el problema: tus malas posturas hacen que tu circulación sea peor y que, además, tu sistema digestivo se contraiga si permaneces demasiado tiempo en posturas encorvadas.
Si intentas corregirlo y no lo consigues del todo o si estos dolores todavía permanecen a pesar de intentar cambiar tus posturas, te aconsejamos que camines un poco después de cada comida. Hazlo estirado, con la cabeza ligeramente tirante hacia tu espalda, como si estuvieran tirando de ti. Así conseguirás mejores resultados.
A la hora de hacer ejercicio, ten cuidado: no siempre es bueno si padeces con frecuencia estas molestias. Los entrenamientos de abdominales pueden llegar a ser enemigos de tu salud, ya que pueden comprimir tu intestino. Si lo haces, acuérdate siempre de estirar.
Y, por supuesto, entrena tu respiración diafragmática. Te ayuda a liberar estrés, ansiedad y a controlar tu malestar. Busca cómo hacerlo o pide ayuda a especialistas que te aporten las claves para aprender y comenzar a incluir sus ejercicios en tu rutina.
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