Por ansiedad, por estrés o por puro aburrimiento, el picoteo entre horas es una de las tentaciones más peligrosas a las que nos está tocando hacer frente ahora que pasamos en casa más tiempo que de costumbre.
Parece que cualquier camino de los que recorremos en bucle entre el salón, el baño, el dormitorio y el balcón pasa inevitablemente por la cocina…. Y ahí están el chocolate, las galletas, la bollería, los cereales industriales y las bebidas azucaradas gritándonos muy tenazmente al oído “¡Cómeme, bébeme!”.
Ahora que nuestro ritmo de vida puede ser más sedentario, menos activo, los especialistas recomiendan ajustar ligeramente las cantidades de nuestros menús. No saltarnos el desayuno, pasarnos al plato único en la comida de mediodía (con un 25% de proteína, un 25% de carbohidratos y un 50% de verduras, por ejemplo) y cenar ligero y temprano son consejos en los que todos los nutricionistas están de acuerdo.
Y también mantener dos tentempiés –a media mañana y a la hora de la merienda– para calmar los picos de apetito entre las tres comidas principales y evitar llegar a la comida y a la cena con un hambre voraz que nos haga comer sin control.
Olvídate de esa croqueta que sobró de la cena de ayer o de esas barritas energéticas industriales que aportan más bien pocos nutrientes y demasiado azúcar refinado. Una pieza de fruta, un yogur con semillas o un puñado de frutos secos son los tentempiés clásicos a los que la mayoría solemos recurrir para media mañana o en la merienda.
Para no aburrirnos y abrir la mente (gastronómicamente hablando), los emprendedores Niklas Gustafson y Octavio Laguía, expertos en la alimentación saludable, han recopilado en su web Natural Athlete y en su perfil de Instagram (@naturalath), del que somos SÚPER FANS muchas ideas de snacks saludables que no se nos habían ocurrido nunca, pero que se preparan en un plis y están realmente buenos.
Crackers de semillas
Las semillas “aportan proteínas vegetales, grasas saludables y vitaminas”, dicen en Natural Athlete.
Ingredientes: ½ taza de semillas de calabaza, ½ taza de semillas de chía, ½ taza de semillas de sésamo negro, ½ taza de anacardos, ½ taza de agua, ½ taza de harina, 1 huevo de corral, una pizca de sal.
Echa en un bol todas las semillas, la harina y el huevo y ve añadiendo el agua hasta que se forme una pasta. Sálalo al gusto. Vierte la pasta sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear y aplástala hasta formar una placa de medio centímetro de espesor. Mete la bandeja en el horno precalentado a 180ºC y hornea durante 20-30 minutos, hasta que esté dorada. Saca del horno, deja que se enfríe y corta en pedazos a tu gusto. Estos crackers se conservan perfectamente en un frasco de cristal o en una lata de aluminio. “Puedes tomarlos solos o acompañados con queso, guacamole, hummus o una pizca de mantequilla”, dicen en el blog.
Hummus de remolacha
Ingredientes: ½ taza de remolacha cocida troceada, 100 gramos de quinoa, 1,5 cucharada de tahini (pasta de sésamo), zumo de medio limón, 60 ml. de aceite de oliva virgen extra, comino en polvo, sal marina.
Aclara la quinoa, cuécela en agua con sal durante 15 minutos, escúrrela y deja que se enfríe. Échala en el vaso de la batidora junto al resto de ingredientes y tritúralo hasta conseguir una pasta de consistencia suave, sin grumos. Pruébalo y rectifica la sal y el limón si es necesario. Sírvelo en un bol y adorna con un chorrito fino de aceite de oliva virgen y hierbas picadas muy finas. Puedes tomarlo con los crackers de semillas o con crudités de zanahoria, apio y pimiento rojo cortados en bastoncitos de 5 x 0,5 cm.
Chips de kale
Ingredientes: 6 hojas de kale o col rizada, 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra, sal.
Lava las hojas de kale en agua fría y sécalas bien. Rómpelas en trozos de tamaño de bocado retirando el tallo central y los nervios más duros. Coloca los pedazos en un bol, añade el aceite de oliva y “amasa” hasta que el kale esté bien impregnado. Extiende los pedazos de kale sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear de manera que no queden amontonadas. Hornea durante 2,5 minutos en el horno precalentado a 150ºC. Sácalas, dales la vuelta y vuelve a meterlas otro tanto, vigilando que no se quemen. Sabrás que están listas cuando los bordes hayan comenzado a dorarse pero las hojas aún estén verdes por el centro. Retira la bandeja del horno y espolvorea sal gruesa mientras el kale esté aún caliente. Deja enfriar y listo.
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