Actor por vocación, Carlos Hipólito vuelve al teatro Infanta Isabel con ‘Rita’, una comedia sobre la dificultad que tenemos los humanos para propiciar que tomen su propio camino las personas que queremos, en la que comparte protagonismo con una gran actriz, Mapi Sagasta, su esposa en la vida real. Un tándem perfecto para un tema en el que el humor y las emociones ocupan un lugar destacado. Además, continúa en la serie ‘Cuéntame’.
¿Qué siente tras 45 años en los escenarios?
Perplejidad, porque me parece imposible ver cómo pasa el tiempo de rápido. Por otro lado, siento un profundo agradecimiento a la vida por haberme permitido dedicarme a lo que me apasiona, así como a vivir dignamente de esta profesión.
«Mi oficio de actor me ha regalado una vida de la que me siento orgulloso»
¿De qué personaje se siente más orgulloso?
De todos, porque he hecho personajes míticos como Macbeth, con buenísimos directores. Mi oficio de actor me ha regalado una vida de la que me siento muy orgulloso, porque me ha permitido ser feliz y conocer a gente muy interesante, y con quienes no lo son, nos permite ser más tolerantes, ya que a través de los personajes que interpretamos acabamos entendiendo la complejidad de los seres humanos ante determinadas actitudes.
¿El actor nace o se hace?
Yo empecé Arquitectura porque mi padre era arquitecto, pero como me gustaba tanto la interpretación me matriculé en una escuela, al final ganó el teatro. Los actores nacen y se hacen, porque hay personas que nacen con una mayor capacidad de comunicarse con los demás, que al final es lo que hacemos los actores o las actrices.
¿Cómo es la convivencia en una familia de actores?
Nos apasiona tanto a los tres esta profesión, que eso nos permite estar más unidos. Ahora que Mapi y yo trabajamos juntos en ‘Rita’, la nueva obra, hay a mucha gente que le puede parecer una pesadilla estar todo el día juntos en casa y después en el escenario también. En nuestro caso, lo que sentimos es un gran placer.
No es habitual que los protagonistas sean matrimonio en la vida real.
Antes, trabajamos juntos solamente en una función que se titulaba ‘La mentira’, del dramaturgo sueco August Strindberg, en la que hacíamos de amantes, pero en el teatro, al igual que en la vida, nos respetamos mucho, tenemos muy buena comunicación, porque la química es total. El poder comentar lo que sientes, te acerca y complementa mucho más. Los nuestros son trabajos difíciles de entender para quien no conoce esta profesión.
¿Cómo influyen en la carrera de su hija Elisa?
Para nosotros la felicidad más grande es ver que Elisa tiene talento, porque si no lo tuviera, sería un drama.
«Mi hija Elisa tiene muchas armas para defenderse en este oficio»
Si algo no les gusta, ¿se lo dirían?
Yo creo que sí porque tengo mucho respeto a esta profesión y precisamente por los años que llevo y la cantidad de cosas que he visto, no querría que mi hija se dedicara a algo que a veces es tan ingrato como puede ser esta profesión.
Más que llegar, lo duro es mantenerse.
La de actriz o actor es una carrera de fondo. Es por lo que si yo viera que no tiene mimbres para hacerse un hueco, le aconsejaría que se dedicara a otra cosa. Ha protagonizado un corto, ‘Cardelinas’, que nos dejó impresionados. Parecía que llevase toda la vida haciendo cine.
En el musical Billy Elliot, ya bailaba.
Canta como los ángeles, y toca el piano y baila muy bien. Tiene muchas armas para defenderse en este oficio. Lo que tiene que hacer es luchar por su sueño. Creo que como ha ido a tantos teatros, siente un gran respeto por el escenario desde muy pequeña. Se toma el trabajo tan en serio que nunca hemos tenido que llamarle la atención.
Estrenar ‘Rita’ en plena pandemia, demuestra su amor al teatro.
Rita la estrenamos a finales de septiembre pasado en Avilés. Una obra que tendría que haber dirigido Gerardo Vera, que tres semanas antes de empezar a ensayar, cogió el Covid y falleció de una neumonía bilateral. Fue una muerte fulminante. A mí me da mucha rabia cuando dicen que los jóvenes son unos descerebrados porque los hay muy concienciados. Es cierto que llevamos un año de pandemia y que hay gente insolidaria, que dicen que esto no va con ellos, pero la mayoría seguimos las normas de Sanidad a rajatabla.
Una obra que trata un tema de actualidad, la eutanasia.
Abordamos la eutanasia, pero no va sobre la eutanasia. Es más, ‘Rita’ es una comedia muy cercana, nada militante, que toca temas importantes sobre la vida porque habla más de los que se quedan que de los que se van. Y eso es lo que me gustó cuando me propusieron llevarla al teatro.
Me pregunto: ¿qué hacer con quienes sufren una enfermedad que la ciencia no puede curar?
En este caso la obra es la historia de dos hermanos que tienen a su madre como un vegetal. El hermano tiene una perra a la que ha puesto Rita, y es su hermana médica quien le dice que tiene que sacrificarla porque padece una enfermedad terminal. Y es entonces cuando el hermano le hace la gran pregunta: ¿por qué la perra no puede sufrir y mamá sí?
«Tenemos la obligación moral de hacer un testamento vital»
Un asunto complejo.
Porque tienen diferentes puntos de vista, y eso les lleva a hacer un viaje interior, emocional e intelectual, ya que a través de la visión del otro empiezan a entender cosas que antes no entendían. Pero insisto que no es una obra que esté a favor de la eutanasia.
Ni en contra.
No, porque aborda también el lugar que cada uno de nosotros ocupamos en nuestras propias familias, que es donde siempre encuentras refugio. Lo más difícil es despedirnos de las personas que queremos, llegando incluso a pecar de egoístas por no dejarles ir porque les necesitamos y queremos.
¿El público cómo reacciona?
Lo curioso es que el público empatiza mucho con lo que sucede en el escenario porque Marta Buchaga, la autora, ha tenido la habilidad de tratar estos temas desde el humor, lo que propicia que el público se emocione y ría a carcajadas, y eso es tan bonito…
¿Ha pensado cómo reaccionaría usted ante una situación como ésta?
A mí lo que más me ha removido es el convencimiento de que tenemos la obligación moral de hacer un testamento vital, para dejar resueltas las decisiones que tengan que tomar los que se quedan, y no se les complique la vida, porque qué duda cabe que es una responsabilidad muy grande. Algo que deberíamos asumir cada uno de nosotros antes de irnos.
Para los católicos las cosas no están tan claras.
Hay muchos puntos de vista sobre esto, todos respetables; lo que yo les diría a quienes están en contra es que deben entender que normalizar y regularizar legalmente la eutanasia no obliga a nadie a que lo haga, de la misma manera que la ley del divorcio tampoco obliga a nadie a divorciarse. Se trata de que vayamos conquistando espacios de libertad, respetando las creencias y opiniones de cada uno.
«Me da miedo esta polarización tan salvaje que se está dando en la sociedad»
Decía Pilar Narvión que España había avanzado más que otros países de nuestro entorno.
Y tenía razón, hemos avanzado gracias a algunos de los gobiernos que hemos tenido. ¿Sabes cómo me he dado cuenta de lo que decía Pilar?, con las locuciones de ‘Cuéntame’, donde he tenido que revivir que las mujeres no podían abrir una cuenta corriente sin el permiso del marido o del padre… Un verdadero disparate. Ahora bien, una cosa es que estén normalizados esos avances y otra muy distinta que hayan calado bien en la sociedad.
¿Estamos retrocediendo?
A mí me da miedo esta polarización tan salvaje que se está dando en la sociedad, así como la falta de entendimiento, que si se da se entiende como una rendición. En ese sentido, sí creo que podemos dar pasos atrás, porque hay muchas personas que piensan que es inmoral que determinadas leyes se hayan aprobado, cosa que no entiendo, porque yo creo que lo más importante es ser respetuoso con lo que otros puedan pensar o puedan hacer.
¿El teatro debería ser lugar de encuentro?
Lo es, porque al teatro van gentes de todas las ideologías y formas de pensar. Ese fue el gran logro de la Transición, que personas dispares, que pudiendo tener motivos para el rencor o el enfrentamiento, tuvieron la inteligencia, la cultura, la educación de entenderse y ponerse de acuerdo para aprobar una Constitución que nos ha permitido convivir en paz cuarenta años.
¿Optimista?
Hay que serlo, pese a que ahora vivamos en la confrontación continua. Yo creo que en todas las ideologías, partidos, o asociaciones, hay gente buena y mala, incluso en los extremos también hay gente estupenda.
¿Los autores jóvenes se hacen eco de estos cambios?
Sí, hay gente joven muy interesante que están haciendo obras de teatro muy a pie de calle. Por ejemplo, en el Teatro María Guerrero, hay un espectáculo para jóvenes de 17-18 años que está lleno a rebosar. Sí, hay buenos autores porque el teatro está en movimiento y refleja muy bien la sociedad en la que vivimos.
¿Cómo saldrá el teatro después del Covid?
Saldrá dañado porque en nuestro país es una industria pequeña, aunque colabora al PIB con unos ingresos potentes de taquilla al año de los espectáculos de teatro y en eso tienen mucho que ver los grandes musicales, sin contar lo que contribuye al turismo. El problema es que cuando se habla de las pequeñas empresas, no se habla del teatro, que está lleno de pequeños oficios y productores del mundo de la cultura.
¿Habría qué hacer un homenaje al público que va al teatro?
Yo se lo hago cada día, porque los espectadores van como si fueran militantes. No hay un espacio público en el que todo el mundo lleve mascarilla, dejando dos butacas a izquierda y derecha vacías. Hay quien necesita moverse en espacios culturales para alimentar su alma.
Entrevista realizada en el Teatro Infanta Isabel. Calle Barquillo 24. 28004 Madrid.
Su foto favorita
«Este selfie nos lo hicimos en la playa de Maspalomas, en Gran Canaria. Estoy con mi hija y mi mujer, y representa la felicidad».
Quién es Carlos Hipólito
Nació en Madrid en 1956. Hijo de arquitecto, siguió los pasos de su padre hasta que a los 20 años subió por primera vez a un escenario.
Trayectoria Ha intervenido en series de televisión tan populares como: ‘Mi hermano del alma’, de Mariano Barroso; ‘Ninette’, de José Luis Garci, y en películas como ‘Historia de un beso’, nominada a los Goya; ‘Tiovivo’; ‘Holmes&Watson’, ‘Cuéntame’, y ‘Caronte’, que se emite en Cuatro TV. En el teatro hay tres obras que le han marcado: ‘Arte’, de Yasmina Reza; ‘El método Grönholm’, de Jordi Galceran; ‘Todos eran mis hijos’, de Arthur Miller, y ‘Billy Elliot’, el mejor musical, según los críticos más prestigiosos de nuestro país. Ha recibido numerosos premios: Corral de Comedias de Almagro, La Unión de actores, el Nacional de Teatro Pepe Isbert, el Valle Inclán, el Villa de Madrid. Sus últimos trabajos: ‘Macbeth’, dirigido por Alfredo Sanzol y ‘Rita’,que interpreta junto a la actriz Mapi Sagasta, su esposa, en el Infanta Isabel de Madrid.
Familia Casado con la actriz Mapi Sagasta, la pareja tienen una hija, Elisa, que sigue los pasos de sus padres.
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