Marta Chávarri y Alberto Cortina pillados en Viena
Enero de 1989. Marta Chávarri, de 28 años, casada con el marqués de Cubas, Carlos Falcó, y bisnieta del Conde Romanones, y Alberto Cortina, de 42, casado con Alicia Koplowitz, propietaria de Construcciones y Contratas, la mayor empresa constructora de España, salen juntos de un hotel de Viena. La exclusiva, la consiguió la agencia Queen y la publicó en portada la revista Diez Minutos, que había movilizado a cinco agencias (en Viena, París, Roma, Londres y Montecarlo), para que obtuvieran la prueba de la relación adúltera entre el financiero y la joven marquesa. La revista pagó 8.400.000 pesetas por el reportaje. Hacía meses que esa relación se comentaba en los círculos de la alta sociedad. Se decía que habían empezado a salir el verano anterior en Mallorca.
La publicación rompió de forma inmediata los dos matrimonios y provocó una importante tormenta financiera. Alberto Cortina, que ejercía de directivo en Construcciones y Contratas, propiedad de su mujer, fue obligado a dimitir de todos sus cargos después de veinte años. Ella se convirtió en la presa más codiciada por los fotógrafos. Se separó y dejó a su hijo, Álvaro, a cargo de su marido, Carlos Falcó. La portada de Diez Minutos también revalorizó otras fotografías de Marta Chávarri, captadas el verano anterior, en la discoteca Mau-Mau de Madrid, en las que aparecía sin ropa interior. El fotógrafo había colocado la cámara a la altura del asiento y al revelar las fotos se percató de que el flash había iluminado nítidamente las piernas y el pubis desnudo bajo la apretada falda. Nadie o casi nadie había mostrado interés en el mes de junio por las imágenes en ese momento, pero tras la exclusiva de Diez Minutos, la revista Interviú pagó seis millones y las publicó.
Lanzó tres ediciones y vendió dos millones de ejemplares, uno de los récords de su historia, aunque fue condenada a indemnizar a Chávarri con 34 millones, la cantidad más alta pagada hasta entonces en España por el derecho al honor, la intimidad y la imagen, aunque Marta pedía 200. Cortina y Chávarri se casaron en 1991 y se separaron en 1995. Su segundo matrimonio también acabó por una infidelidad, cuando ella descubrió que Cortina se veía con una antigua modelo Silvia Riera. Él se volvió a casar con la socialité Elena Cué, en 200, con la que tuvo una hija, en 2006. Marta no volvió a casarse, aunque se le conocieron bastantes parejas más (entre ellas Phillipe Junot, padre de la prometida o de su hijo Álvaro, o el banquero Javier Salaverri)y tuvo posteriormente problemas de salud. El estilo de Marta –pantalón ceñido, jersey de cuello alto, blazer de tweed, botas camperas y melena de mechas rubias– hizo historia en los ochenta y noventa. Fue la primera “it girl” española. Desde 2013 tiene una ligera deformación en la cara tras un accidente doméstico. Hoy se dedica a pintar y a viajar en la más absoluta discreción.
La exclusiva más cara (y nunca vista): Lady Di cazada en el Hotel Byblos en “top less”
Mayo de 1994. Lady Diana Spencer, recién separada del Príncipe Carlos de Inglaterra, decide pasar unos días de vacaciones en la Costa del Sol y se aloja con dos amigas en el Hotel Byblos, muy popular entre la Jet, que abre de nuevo sus puertas tras diez años cerrado. Al día siguiente, la noticia ya se había filtrado y decenas de fotógrafos y varias unidades móviles colapsaban la entrada del Byblos. En la piscina había más “paparazzi” que clientes. La foto llegó al tercer día: Diana se abrió la toalla para tumbarse boca abajo pero no llevaba la parte de arriba del biquini. En una ráfaga de 22 instantáneas, el fotógrafo Diego Arrabal, escondido entre unos arbustos, captó a la princesa con los pechos desnudos. El precio que se negoció 200 millones de pesetas en exclusiva mundial; la mitad si sólo era nacional. Las fotos y los negativos permanecían en una caja fuerte de Madrid.
Al cuarto día, Eduardo Sánchez-Junco, editor de “¡Hola!”, anunció que se quedaba con ellas. Pagó los 200 millones y, dicen que, acto seguido, introdujo las 22 diapositivas en un cuenco, las roció con alcohol y les prendió fuego. La revista Hello acababa de aparecer en Gran Bretaña y esta no fue la primera vez que Sánchez-Junco salvó a la princesa de un apuro. Desarrolló con ella una buena amistad.
El Príncipe posa con Eva Sannum en la India
Diciembre de 2000. Era un posado en toda regla: un relajado Príncipe Felipe sostenía por los hombros a la modelo noruega Eva Sannum, durante un viaje de vacaciones a la India. Las fotos eran del mes de agosto anterior y ocupaban la portada de la revista “¡Hola!”. ¿Pero era aquello una exclusiva? ¿Qué valían aquellas fotos? De haber sido de verdad una exclusiva, las fotos hubieran costado unos 50 millones de pesetas. Pero la realidad es que no lo eran. La revista “¡Hola!” no pagó nada: se dice que las fotos fueron filtradas por los protagonistas. “Cuando una persona siente algo por otra, si lo calla por fuera lo grita por dentro”, decía la revista.
Las primeras imágenes del Príncipe y Eva Sannum se habían captado tres años antes, en el restaurante Cuchi de Madrid. Desde entonces, no había ocurrido nada que confirmara o desmintiera su relación. Pero las agencias de prensa montaban guardia en Oslo y habían fotografiado a la modelo varias veces, aunque siempre sola. Se dijo que “¡Hola!” compraba fotos en las que aparecían los dos, pero que no las publicaba. Se reservaba, quizá porque ya sabía que la gran exclusiva estaba por llegar. Poco después de la portada de “¡Hola!”, un fotógrafo de la agencia Korpa se topó, por casualidad, en el aeropuerto de Zúrich con Eva Sannum. El Príncipe la esperaba en un coche unos metros más allá. La revista “¡Hola!” sí que publicó esas imágenes tras pagar 15 millones de pesetas (90.000 euros). La relación no siguió adelante mucho más tiempo. El 14 de diciembre de 200, don Felipe anunciaba por sorpresa a los periodistas que habían decidido tomar caminos distintos.
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