De nuevo, los Windsor en el centro de todas las miradas por una noticia amarga. Peter Phillips, nieto de la reina Isabel II y primogénito de la princesa Ana (y el mismo que hace unas semanas protagonizaba un discutido anuncio de leche en China), ha decidido poner punto y final a su matrimonio con Autumn Kelly tras 12 años. Una ruptura que ha pillado por sorpresa en un palacio que está afrontando unos tiempos más que revueltos.
Ha sido el diario británico ‘The Sun’ el encargado de dar la noticia de la ruptura de la pareja, que tiene dos hijas en común, las mayores de las bisnietas de la monarca inglesa: Savannah, de 9 años, e Isla, de 7. El mismo medio indica que quien ha tomado la decisión ha sido Autumn, y que él se encuentra «devastado».
El diario, además, sostiene que los planes de ella serían los de volverse a su Canadá natal, donde, recordemos, ahora también viven los duques de Sussex. Una decisión que provocaría un conflicto con la custodia de las dos niñas. Y que ha pillado por sorpresa a Peter, que pensaba que no había problemas en su matrimonio y estaría en ‘shock’ ante la petición de su mujer de que firme los papeles del divorcio.
Desde Inglaterra sostienen que a ella ya le rondaba por la cabeza la idea desde hace meses. Si bien no se han determinado los motivos concretos que han provocado que dé el paso, sí se lo habría comentado hace un tiempo a su círculo íntimo.
Recordemos que aquel enlace, celebrado en 2008, tuvo asociado una sonada polémica. Peter y Autumn decidieron vender la exclusiva de la boda a la revista ‘Hello’ sin consultárselo a la reina Isabel, lo que provocó el enfado de esta última, que es quien toma las decisiones finales sobre este tipo de asuntos relativos a todos los miembros de una familia real británica que navega por aguas de incertidumbre desde hace meses.
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