3 claves a tener en cuenta para escoger el sujetador deportivo que mantenga tu pecho siempre firme y bonito

Reconozcámoslo de una vez por todas: escoger un buen sujetador no es nuestro fuerte (eso cuando no decidimos directamente prescindir de él, cosa que no es buena idea). Se calcula que el 70% de las españolas lleva una talla de sujetador incorrecta y ante tamaño fiasco sospechamos que a la hora de elegir un sujetador deportivo tampoco solemos tener buen ojo. Y deberíamos estar más atentas a estos detalles, porque no llevar el sujetador deportivo adecuado al hacer ejercicio puede acabar dañando los ligamentos de Cooper, que son los que se encargan de sujetar el pecho en su sitio, e incluso provocar otro tipo de problemas de salud como dolores de espalda, en los hombros y en el cuello, y nadie quiere eso. Por eso vamos a darte unas claves sobre cómo escoger el sujetador deportivo ideal para que las tengas en cuenta en tu próxima compra de ropa fitness.

Clave 1 para escoger el mejor sujetador deportivo: recuerda, sujetar no es lo mismo que oprimir

Solemos pensar que contra más apretado, mejor, y no es así. La talla del sujetador deportivo suele coincidir con la de tu sujetador habitual en cuanto a contorno y copa, no te vuelvas loca escogiendo modelos más pequeños de lo que llevas normalmente pensando que porque te opriman el pecho lo van a sujetar mejor.

El objetivo de un sujetador deportivo es que el pecho quede fijo, no que cortes la circulación sanguínea de tu torso. Elige modelos que permitan mantener tus pechos en su sitio pero separados uno de otro y que estén realizados con diseños y tejidos que garanticen la absorción del 70% del movimiento de los pechos durante la sesión de deporte.

La mayor parte de la sujección debe provenir de la banda inferior del sujetador y la tela de las copas. Si notas que tu pecho está siendo sujetado en su mayoría por los tirantes, escoge otro modelo porque ese no te sirve.

Clave 2 para escoger el sujetador deportivo perfecto: no basta con que te quede bien, ¡salta y muévete!

Hacer poses dignas de Instagram en el espejo del probador de la tienda puede que te suba la autoestima, pero un sujetador deportivo no requiere postureo sino de actividad. Para comprobar si ese modelo que te gusta te va a resultar útil toca hacer un poco de gimnasia.

Da unos saltos, sube y baja los brazos, atrévete con un par de sentadillas y de zancadas, inclina el tronco hacia delante… si el sujetador acompaña tus movimientos y evita los incómodos rebotes en tu zona delantera cuando te desplazas hacia delante, hacia atrás, saltas y giras el torso sin oprimir ninguna parte de tu espalda ni de tus hombros, eureka, lo has encontrado. Y si lo has encontrado compra varios porque te recordamos que los sujetadores deportivos también caducan: tras lavarlos unas 60 veces pierden eficacia y toca sustituirlos por uno nuevo… aunque puedes reservar los viejos para cuando sales a caminar o para estar cómoda por casa.

Clave 3 para escoger el sujetador deportivo perfecto: usa un sujetador distinto para cada actividad

No es lo mismo hacer pilates que running o boxeo. Si eres una verdadera adicta al fitness necesitas más de un modelo de sujetador deportivo en tu fondo de armario. Para los ejercicios que precisan movimientos fluidos como el pilates o el yoga elige modelos crop top que sientas muy cómodos en la espalda ya que necesitas libertad de movimientos en esa zona. Una buena idea es optar por modelos cuya banda inferior sea ajustable para que te resulte aún más cómodo.

Si alternas este tipo de actividades más “relajadas” con deportes de impacto (y recuerda que el running es uno de ellos) toca cambiar de modelo. En este caso necesitas modelos con mucho menos escote, con las costuras bien cubiertas para evitar roces y tirantes anchos: a más tela, más sujección.

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