QUÉ HA PASADO
• Lourdes y Guillermo están a punto de besarse.
• Cristina sufre un ataque de ansiedad en el bufete.
• Luisita pide a Sebastián que sea el padre de su hijo.
• Marisol se vuelca en ayudar al chico que la atracó.
Después de que Lourdes asegurase que jamás podrán estar juntos, Guillermo toma una decisión definitiva: apostar por Cristina, la persona que ha estado siempre a su lado.
Tras mandarle un ramo de flores, hacen las paces y piden simbólicamente la bendición a Lenin de su noviazgo y para el niño que viene en camino. “Lo cuidaré como si fuese mío”, promete él.
Cada vez que Manolín habla a Inma sobre Estrella, esta se revuelve. Más tarde, se lo comenta a Marisol: “¡Lo sabía! Estás enamorándote de mi hermano”. Algo que la estudiante niega. “¡Qué va ¿No ves que es muy crío para mí?”.
Por más que la celestina Benigna trata de juntarlos, Jose pone cada vez más distancia con Sebastián. Desde su última y fallida relación, no quiere compromisos y menos con el guardia civil que está investigando a Fran.
Por una conversación mal interpretada, Marce confunde el ‘proyecto’ de Luisita y Amelia, creyendo que están buscando un piso. Cuando tanto él como Manolita apoyan a su hija y le ofrecen dinero, esta se extraña y confiesa que lo que desea es tener un bebé con Amelia: “¡Ay, no! Sería un escándalo mayor que el que habéis provocado ya”, se lamenta su madre.
Tampoco Mateo acepta la ayuda de su progenitor para encontrar un empleo. Tanto es así, que se enfada al sospechar que lo ha recomendado en un estudio de arquitectura. “Te advertí que quería ganarme el puesto yo”, protesta.
No es el único frente con el que tiene que bregar Ordóñez, pues descubre que firmó un documento renunciando a la dirección del hotel. “He caído en tu trampa, pero a tiempo: rómpelo o te arrepentirás”, amenaza a Irene.
Aunque ella se hace la loca, teme la repercusión de haber sido desenmascarada y, además, en el fondo le duele hacer daño a su examante. “Debería olvidarme de todo y empezar una nueva vida lejos de aquí”, piensa.
Los esfuerzos de Marisol están dando sus frutos y consigue localizar a la familia de Jaro: “Necesita vuestro cariño”. No obstante, el delincuente no quiere retomar ningún contacto con su pasado.
Aunque Luisita y Manolita tratan de limar asperezas sobre su distinta posición sobre la maternidad, no lo logran y la brecha entre ellas se hace cada vez más grande
Quintero nota el turbio ambiente del bufete y pregunta a Lourdes cómo está: “Bien. Ahora sé que nunca podrá haber nada entre Guillermo y yo y voy a centrarme en el trabajo y a llevar la denuncia contra mi padre. Eso me centrará”.
Finalmente, Jose da una oportunidad a Sebastián y acepta ir con él a cenar. Al verlos, Fran trata de impedirlo. “¿Dime qué pinta una ladrona con un policía? Piénsalo, hermana, es como agua y aceite”.
Por su parte, Marina recibe noticias de su familia que está pasando por un difícil bache económico y recurren a ella. “La única forma sería pedir un adelanto en La Estrella”, comenta a Fede y a Mateo, que promete hablar con su tía. “Te lo agradezco, pero debo hacerlo yo”, contesta la joven.
La nueva situación hace que Armando se vea obligado a abandonar el hotel pues Irene no permite que se aloje en él. “¿Estás segura de querer dejarme en la calle? Yo no lo haría”, asegura. Pero si algo le duele especialmente al empresario no es eso, si no que su propia hija lleve su caso y pueda meterlo en la cárcel.
Entre tanto, Manolín sigue usando a Inma como paño de lágrimas, sin percibir las señales que ella le da. “Alguna vez en la vida tendré que tener suerte en el amor”, se queja él. Ante sus palabras, decide que hablará ella con Estrella.
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