‘Girls can’t produce. Give up’ (Las chicas no saben producir [música]. Déjalo). Un comentario de un hater en su cuenta de TikTok le ha servido a la artista veinteañera de Florida (EE.UU) Dominique, hasta entonces casi desconocida, para lanzar su primer exitazo. ¿Cómo se llama este single con el que ha alcanzado los dos millones de reproducciones en Spotify (y subiendo)? ‘Girls can’t produce. Give up’. Ah, la justicia poética.
En escasas ocasiones el acoso online tiene un final tan feliz y satisfactorio como este. No en vano hace unos días el conocidísimo nutricionista y abanderado del realfoodingCarlos Ríos sufría el reproche de las redes sociales por ‘avergonzar’ públicamente a chicos y chicas jóvenes en TikTok comentando vídeos en los que estos jóvenes recopilaban lo que comían en un día.
Que las críticas legítimas a Ríos por una conducta cuestionable acaben convirtiéndose a su vez en bullying nos da una perfecta imagen de lo que significa tener repercusión en redes sociales. TikTok, aunque es la nueva red social de moda, tampoco es la excepción. Con más de 800 millones de usuarios en el mundo (150 millones solo en China, eso sí) y siendo la aplicación más descargada en marzo de este año (33 millones de veces), el 40% de su público tiene entre 16 y 24 años. Cada día, se ven más de un billón de vídeos en esta app.
Esta potencial exposición masiva es un caramelo para talentos jóvenes que quieran dar a conocer su trabajo en una nueva plataforma. En el caso español, la cómica Lalachus, que ya había creado contenido en otras apps, ha logrado un papel en la serie más in de la temporada, Veneno, gracias a la viralización de sus vídeos en TikTok. Algo parecido le ha ocurrido a Dominique, pero con el plus de que las dinámicas de ‘hate’ en redes sociales se han movido a su favor.
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Antes del hit ‘Girls can’t produce…’, Dominique había lanzado algunos sencillos como ‘It’s only you’, ‘Use me’ y ‘Payup’. Su música se había utilizado en eventos de Tom Ford, campañas de Rimmel, algunos programas de MTV y firmas como H&M y Zara la habían incluido en los hilos musicales de sus tiendas. Como usuaria de TikTok, Dominique compartía vídeos de sus canciones y de algunos de los challenges virales de la red social.
Ella misma contaba hace unas semanas que poca gente la conocía y que en cierta manera se sentía cómoda con sus 2.000 seguidores en la red social: así se mantenía al margen de haters. Pero quería salir de esta zona de confort que es la irrelevancia. Pocos días después, la oportunidad llegó en forma de comentario desagradable. Tardó algo más de 72 horas en decidir qué iba a hacer con él. Y menos de 24 en grabar el vídeo y la canción que acabarían viralizándose.
TikTok hizo su magia y esos 2.000 seguidores se convirtieron en un par de días en 40.000. En una semana ya son más de 100.000. Su tema está en Youtube, en Spotify, en Apple Music… Y acumula dos millones de reproducciones.
Además, y como bien lo sabe Dominique y cualquiera que utilice habitualmente TikTok, el gran éxito de su creación es que se ha convertido en un audio viral que otros usuarios utilizan para hacer sus propios vídeos. La magia sigue fluyendo: el ‘Girls can’t produce (give up)’ se ha convertido en un himno feminista para todas esas mujeres a las que quisieron parar con un «las chicas no saben…»
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