Los días decisivos de Rosalía Iglesias, esposa de Bárcenas: de una vida de lujo a una posible vuelta a prisión

El 30 de mayo de 2018, Rosalía Iglesias entró en la cárcel de Soto del Real acusada de "colaboradora necesaria" de los delitos que se le imputaban en la trama Gürtel a su marido, el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas. La fianza de 200.000 euros impuesta por la Audiencia Nacional fue recabada por su hijo, Willy Bárcenas al día siguiente, por lo que Iglesias sólo pasó en prisión 27 horas. Sin embargo, Iglesias podría volver a prisión si el Tribunal Supremo, que tiene previsto pronunciarse en los próximos días, ratifica la condena de los 29 encausados en dicho caso.

Desde aquella primavera de 2018, Rosalía Iglesias vive con la asignación que le dio el juez para sus gastos. Aunque cuando se congelaron sus cuentas, ella solicitó un mínimo de 2.000 euros para mantener su casa, a su hijo e incluso sus facturas de peluquería, la asignación quedó reducida a 300 euros. De ese modo, las cenas en restaurantes de lujo, las vacaciones en Marbella o Baqueira Beret –donde el matrimonio tenía casas– y los viajes al extranjero quedaban suspendidos, pues quedó en libertad pero bajo la prohibición de salir del país y con la obligación de personarse cada 15 días en el juzgado.

Por su parte, su marido sigue en la misma prisión donde ella pasó aquella noche de finales de mayo de 2018 y a la que fue a visitarle ocho días después de ser ingresado. "Es una pena que los buenos estén dentro y los malos fuera", dijo a la salida de esa visita en la que, según contó a la periodista Marisa Garello para el libro La caja fuerte del PP, su marido la recibió a ella y a su hijo engominado y arreglado como si fueran de cena. La actitud de Rosalía Iglesias ese día había cambiado respecto a su primera aparición ante los medios, en la que se mostró desafiante. Sin embargo, y a tenor de todo lo que se sabe de ella a estas alturas, son la cabeza y el tono altos lo que definen a la mujer de quien Bárcenas se enamoró al primer golpe de vista y de quien sigue enamorado más de 30 años después.

Lo sabe también el periodista Pedro J. Ramírez, con quien exigió reunirse para hablar de la situación de su marido y a quien dijo, sin que le temblara la voz: "No te olvides que no olvido que el 80% de los problemas que tenemos se deben a la campaña diaria del periódico que tú diriges. Con Luis os habéis portado como verdaderos indeseables".

Un matrimonio fructífero

Como indica Garello en las páginas de su libro, Rosalía llamó la antención del extesorero cuando ella trabajaba como secretaria en la planta sexta de la sede del PP. A la Rosalía de entonces, de 23 años, la describe la periodista como "preciosa" y luciendo siempre "pulseritas de España". También afirma que accedió a ese trabajo porque era amiga de la hija del director del diario El Alcázar. En esos años, el máximo responsable del periódico de ultraderecha era Antonio Izquierdo, un hombre que en 1984 promovió desde las páginas de su medio el establecimiento de Juntas Españolas, el grupo que sucedería a la formación de ultraderecha Fuerza Nueva.

Ya en el PP, la "rescató" Jorge Vestrynge: "Era como una cajita de bombones. Rodeada de secretarias gordas y feas la iban a devorar y decidí sacarla de allí cuanto antes". De ese modo, la puso a sus órdenes y enseguida vio que era "muy eficiente". Sin embargo, renunció a sus servicios a petición de Bárcenas, que pidió reclutarla para su equipo. Ahí empezó la historia laboral y personal de ambos. Ella tenía novio, él estaba casado, pero se separó al poco tiempo y se casó con Rosalía en la Embajada de Francia en Madrid. Bárcenas ya tenía un hijo, Ignacio, que se ha mantenido al margen de toda polémica y del que sólo se sabe que es jugador de póquer profesional.

Hijo y defensor

Dos años después de su boda nació Willy, el hijo más famoso y quien además de defender a capa y espada a su madre, el pasado mes de marzo denunció la situación de "abandono inadmisible" en la que se encontraba su padre en el centro penitenciario por culpa del Covid. Pidió que se le dejara en libertad ya que el riesgo de fuga –motivo por el que en su día la Justicia no quiso dejarlo en libertad con fianza– debido a la pandemia era mínimo. Su petición no fue atendida.

La vida de sus padres tras conocerse fue rápidamente en ascenso. Aunque Rosalía, formada en los Escolapios de Astorga, era hija de una familia humilde formada por un ama de casa y un camionero, enseguida se acostumbró a un tren de vida mucho más alto, uno que no había podido tener cuando llegó a Madrid y se empleó en una peletería que sí le dio, al menos, buenos contactos. El bienestar llegó con su vida de casada, pues fue durante esa convivencia cuando el patrimonio de Bárcenas empezó a aumentar hasta poseer el piso en el que hoy vive,–una magnífica vivienda de más de 300 metros en la calle Príncipe de Vergara (Madrid)–; tres garajes en la calle Don Ramón de la Cruz, la casa de montaña junto a la estación de esquí Baqueira Beret o el chalet en la urbanización Gualdamina de Marbella y dos locales comerciales en la misma localidad.

Todo estaba a nombre de Rosalía Iglesias cuando la justicia empezó a investigar a su marido por el caso Gürtel. También 11 millones de euros en una cuenta de caja Madrid a pesar de que Iglesias, tal como declaró ella misma en sede judicial, no trabaja desde principios de los años noventa. Todo ese patrimonio se encuentra hoy embargado.

El hombre clave

Como se fue descubriendo después, Bárcenas es el punto en común de la Gürtel con el caso de la Caja B del PP y la Operación Kitchen, esta última urdida, según la Fiscalía Anticorrupción, por el propio partido tras dejar a Bárcenas quedarse con un despacho y el chófer y seguir cobrando del PP a pesar de haberse descubierto ya algunas de las irregularidades cometidas siendo él tesorero de la formación. El objetivo principal de la Operación Kitchen era espiar a Bárcenas, pero también a "la rubia", como la llaman los implicados del caso, según lo revelado hasta ahora, a Rosalía Iglesias.

La familia, sin embargo, ha intentado por todos los medios apartar de cualquier caso, causa o implicación a Rosalía Iglesias. "Mi madre es completamente inocente, no sabía nada", ha declarado en varias ocasiones Willy, que sí ha reconocido que su padre ha cometido algunos delitos.

Los jueces no piensan lo mismo de su madre. Sobre todo, después de demostrarse cosas como que Iglesias mintió sobre el origen de 560.000 euros que ella atribuyó a la venta de unas obras de arte. En sede judicial, sin embargo, una pintora argentina declaró ante el juez Pablo Ruz que había firmado un contrato falso por 1.500 dólares entre Rosalía y unos compradores a los que nunca conoció. No era la primera vez que Bárcenas usaba el arte para "la simulación de operaciones de compraventa", como se relató en el juicio para poner en circulación un dinero obtenido ilícitamente, pero sí era una de las primeras operaciones en las que se pudo confirmar la interención de su esposa.

Rosalía también está ahora imputada en la Operación Kitchen, pues en la documentación del caso hay papeles con anotaciones hechas por Rosalía aludiendo a "obras en casa de Mariano Rajoy" o la entrega de "sobres" a la cúpula del partido. Son acciones que, de confirmarlas una sentencia, desmentirían lo que Iglesias siempre ha alegado para desmarcarse de las acusaciones: "Nunca hablábamos de su trabajo", dijo ante el juez sobre el conocimiento que tenía de las actividades de su marido.

Aún siendo cierto que no hablaran, no es cierto que no supiera nada, pues como quedó claro en el primer juicio por Gürtel, ella tenía vía directa hasta con Rajoy, con quien intercambió SMS en varias ocasiones. Y no es algo menor, pues como cuenta la periodista Cristina Pardo en su libro El año que vivimos PPeligrosamente es muy poca la gente, incluso dentro del PP, que tenía acceso directo al presidente a través de su teléfono. Ese contacto con el entonces máximo responsable del partido y del Gobierno se volvió a poner de manifiesto cuando salió a la luz que en la reunión de 2010 que Javier Arenas y el propio Rajoy tuvieron con Bárcenas para "recolocarlo" en su puesto más discreto dentro del partido estaba presente Iglesias. "Rosa, no os vamos a abandonar", le dijo Rajoy a la esposa de Bárcenas, segun le contó éste a Pedro J. Ramírez. ¿Qué hacía allí si no sabía nada de las tareas, problemas o encargos de su marido en el PP?.

Esa protección férrea en torno a Iglesias también la aplica con más celo, si cabe, Luis Bárcenas. "Yo hacía un churro con su firma y lo presentaba en el banco", llegó a decir ante el juez para exculpar a la mujer que todas las fuentes asegura que sigue adorando tras más de 30 años de matrimonio. Por eso en el PP temen más una ratificación de la condena a Rosalía Iglesias que a Bárcenas, que ha dejado claro de diversas formas que si ella va a la cárcel, él contará cosas sobre el partido que no había explicado hasta ahora.

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