Este otoño, en las perchas de H&M se pueden encontrar abrigos de 250, 150 o 99 euros. A simple vista, nada en su estilo los diferencia de los otros modelos a la venta por menos de 50: colores básicos (camel, negro, marrón o gris), cortes rectos y bajos a la rodilla. Sin embargo, hay dos pequeños detalles que los hacen muy diferentes. El primero se descubre mediante el tacto (es notable la diferencia en la calidad de los tejidos), el segundo está cosido por dentro. Se trata de una etiqueta adicional a la de la marca sueca y en la que se leen una frase –“Tejido de lana reciclada italiana”– y un logo –NF–. En estas dos letras está la clave.
NF corresponde a Nova Fides, un fabricante de textil italiano especializado en lanas de alta calidad y recicladas, que ha firmado un acuerdo como proveedor con H&M y que ya surte de sus tejidos a infinidad de otras marcas, desde el lujo hasta el fast-fashion. Es lo que se llama una “marca ingrediente”: el gran público no suele conocer su nombre y no fabrica el abrigo en sí, pero su sello sobre una prenda dice que se trata de una de las mejores materias primas del mercado. De la misma forma que el INCI en cosmética o la pegatina de ingredientes en alimentación, la clave de si la lana de un abrigo es buena o no, se puede saber gracias a esta pequeña inscripción. Por eso cuando uno localiza una de estas prendas entre tantas otras lowcost, tiene la certera sensación de haber encontrado un tesoro.
Por 99€.
Este tipo de marcas llevan varios años colándose de forma progresiva en las etiquetas de los principales grupos de distribución del mundo, como la propia H&M pero también Zara o Mango. Una estrategia para elevar el posicionamiento de estas firmas y de sus productos, con el que además fidelizan a un cliente dispuesto a pagar más, se asocian a una mayor calidad y consiguen hacer algunas minicolecciones a precios más altos. Como Nova Fides hay otros productores italianos que estampan sus distintivos en abrigos de marcas asequibles, pero también en las marcas del grupo de lujo de LVMH o Kering. A los compradores más atentos les sonará Nova Fides, pero también las etiquetas de Manteco (que también firma alguno de los abrigos de H&M esta temporada) o Lanificio Fratelli Balli en las prendas “buenas” que han encontrado a precios aún mejores.
Por 149€.
De Prato al mundo
Lo curioso es que todos estos productores se encuentran en el mismo valle de la Toscana, en Italia. Durante décadas, la pequeña ciudad industrial de Prato produjo algunos de los mejores textiles de lana del mundo mientras guardaba celosamente un secreto. Utilizaban restos de primeras lanas para producir telas a un precio más económico. Pero en el momento en que China comenzó a amenazar con ganar el mercado con sus bajos precios, Prato decidió convertir su callada fórmula en su mejor estrategia de marketing: sus tejidos eran sostenibles. Esta revelación sucedió al mismo tiempo que a la industria de la moda se le empezó a plantear un incómodo pero necesario escrutinio y las prácticas de fabricación ecológicas y más respetuosas con el planeta dejaron de ser un plus para pasar, lentamente, a ser requisito entre los compradores.
Este proceso beneficia a todos: al productor, porque no se queda con excedentes y es más fácil controlar sus costes de fabricación, y al planeta, porque la lana reciclada de esta región está orientada a reducir la huella de carbono de la producción textil. Es, también, un lucrativo negocio: Manteco, por ejemplo, es la cuarta mayor compañía textil italiana y ha crecido a un ritmo de casi el 20% al año desde 2012.
Nova Fides, la marca que encontramos ahora bajo el paraguas de H&M, se fundó en 1957. Giuliano Calabresi, junto con un grupo de socios, comenzó a producir un tipo de lana, el batán, en el corazón del distrito textil de Prato. Fueron años de éxito y pronto la empresa comenzó a realizar todas las fases de la producción, desde la materia prima hasta el producto terminado, y comenzó a cosechar éxito en los mercados internacionales.
Desde el principio Nova Fides se especializó en el reciclaje de textiles. Esta habilidad, que la empresa reconoce hoy como uno de sus valores fundacionales, ha crecido con los años. A finales de la década de 1960 se construyó una nueva fábrica en Montemurlo, un suburbio industrial de la ciudad toscana de Prato hoy repleto de empresas textiles pero no en aquel momento. Los edificios originales aún hoy albergan la sede de la empresa, con sus oficinas comerciales y áreas productivas. Calabresi falleció a principios de la década de 1990 y sus hijos Paolo y Claudio se hicieron cargo de la empresa familiar. Ambos eran licenciados en economía y habían comenzado carreras en otras áreas, pero asumieron el reto de gestionar Nova Fides: el primero, al frente de los aspectos comerciales; y, el segundo, a cargo de los administrativos y financieros. Suya ha sido la misión de adaptar el modelo de negocio a un mundo global que reclama la sostenibilidad.
Nova Fides es especialista, además, en un tipo de lana muy concreto, la llamada moretta. Lo que la diferencia es un color natural que no es blanco sino un tono más cercano al gris, con lo que no necesita teñirse si se quieren elaborar prendas en este tono, con el consiguiente ahorro de agua energía y emisiones de dióxido de carbono. Esto la hace más sostenible pero también única: no hay un animal con el mismo pelaje que otro, con lo que la prenda que elaboremos será también totalmente singular.
En imágenes
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