¿Qué hay más cómodo, sencillo y fresquito para verano que un vestido? Pocas prendas son capaces de vestir tanto y solucionar looks de diario o de carácter más formal. Las opciones son infinitas y las tendencias de este año son de lo más diversas. Desde las clásicas siluetas de aspecto ibicenco en color blanco, hasta los minimalistas de estética noventera en color negro o los de estampados animales o florales se posicionan como indispensables en el guardarropa de los próximos meses.
Respecto a colores hay unos claros vencedores. El color del año, el lila, los tonos pastel, el amarillo vainilla o el verde lima se posicionan como los tonos más deseados de cara a esta nueva temporada. Este último es quizás uno de los más complicados que, sin embargo, es capaz de realzar como ninguno el bronceado de la piel.
El vestido verde lima (también se admiten otras tonalidades de verde como pistacho o menta) se viste además de una forma concreta, con tirantes, escote infinito en la espalda y largas tiras anudadas alrededor. Así lo dictaminó Jacquemus con su vestido Saudade y firmas low cost como Zara no han tardado en proponer sus versiones siguiendo esta favorecedora tendencia.
Asimismo, la versión más formal del vestido verde veraniego llegó de la mano de Dior. En él se mantuvieron los tirantes pero la falda se alargó hasta los pies, abandonando la silueta más ceñida y añadiendo vuelo para las noches de verano.
Para combinarlo, una de las apuestas más sencillas es hacerlo con sandalias de tiras minimalistas o mules en tono nude o en colores tierra y completarlo con accesorios de madera natural o con bolsos de rafia o bambú.
¡Lo quiero!
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