“El día que murió Pau Donés, nos morimos un poco todos; ahora, de regalo, nos deja un canto a la vida”. Esta frase de Jordi Évole resume el documental dirigido por el periodista y por Ramón Lara, producido por Atresmedia, que llega hoy a 254 salas de cine. En él se recoge la charla entre el periodista y el cantante del grupo Jarabe de Palo, grabada pocos días antes de su fallecimiento, el pasado 9 de junio y que se titula como su última canción, Eso que tú me das.
Optimismo en estado puro quince días antes de que al cantante le llegara la muerte. Impresiona la calma y la lucidez con la que Pau habla de la vida que se le escapa de las manos. La recaudación irá destinada al Instituto de Oncología del Vall d´Hebrón, que fue el que trató su enfermedad. El programa fue grabado quince días antes de la muerte del artista, que tras cinco años padeciendo cáncer de cólon, quiso dar visibilidad a una parte de la enfermedad que él consideró que es más desconocida pero necesaria de ver. Fue él quien pidió esa última conversación.
El documental alterna momentos emotivos propios de una situación tan extrema con otros más reflexivos sobre cómo vivir y aprovechar mejor la vida. En la charla hay lugar también para momentos distendidos donde el humor está presente, en los que periodista y cantante no rehúyen abordar entre risas ‘cuentas pendientes’ del pasado. Y, curiosamente, en toda la película no hay ni una canción de Pau Donés. “Me pareció generosísimo por su parte que la canción que le pone a los créditos es de otro, de Antonio Vega concretamente”, nos explica Évole.
¿Por qué crees que te llamó Pau Donés para darte su última entrevista antes de fallecer?
Me eligió por mi físico y porque Mercedes Milá le dijo que no (risas) Pues no lo sé por qué me eligió a mí, la verdad. Es cierto que en los últimos tiempos con Pau teníamos mucho contacto, nos enviábamos mensajes cuando él estaba en California. Creo que estaba contento con la promoción que hicimos con el nuevo programa, en enero, justo antes de que volviera a Estados Unidos y tuviera que regresar porque la enfermedad se había agravado. En esa promoción se “descojonaba” de mí y se sintió cómodo con el equipo. Por eso me llamó y me dijo: “quiero dar una entrevista como nunca se la he dado a nadie porque, Jordi, me voy a morir, me estoy muriendo”. Cuando me dijo eso yo me quedé en shock. En esa llamada lloramos mucho, pero eso nos permitió luego que el día que hicimos la entrevista no fuese nada lacrimógena. Y quince días antes le entrevistamos en la Vall d´Arán. Y de ahí ha salido una entrevista única porque no estamos acostumbrados a ver a alguien de relevanciapública como él, que decida hablar y ya con un estado físico muy deteriorado. Se me pone la piel de gallina de recordarlo.
(En ese momento interviene en la conversación Marc Donés, el hermano de Pau, para aclarar por qué el cantante llamó a Jordi Évole y no a otro. Éstas son sus palabras: “Pau sabía que tú entenderías perfectamente lo que él quería hacer con sus últimas palabras y plasmarlo tal y como lo has hecho, tan estupendamente bien que te daría un 10. Hubiera sido fácil darle un toque más comercial o más morboso, pero mi hermano tenía claro que lo ibas a hacer como lo has hecho. Obviamente, te avala tu trayectoria y la relación que manteníais y Pau sabía que eres un tío honesto con lo que haces”).
¿Cómo lo recuerdas en ese día?
Estaba muy débil y gruñón. Esa mañana se levantó de mala hostia. Vi cómo su hija Sara le ponía los zapatos, me avisó de que igual teníamos que parar la grabación varias veces para ir al baño…Tenía prisa por empezar, le molestaba el jaleo del equipo de realización que preparaba las distintas cámaras y las luces…y luego fue su propio hermano, que me dijo que Pau temía no poder hacer la entrevista, que su cuerpo no se lo permitiese.
¿Vivisteis momentos emotivos durante la entrevista?
Empezamos por la mañana, con Pau con un hilillo de voz y acabamos por la tarde, con Pau cantando. Estuvimos entre dos y tres horas por la mañana en su casa de la Vall d´Arán y por la tarde subimos a un prado y él tuvo las narices de subir conduciendo un jeep, aunque iba enganchado a un gotero.
¿Por qué en la Vall d´Arán?
Porque Pau tenía una casa allí y como él mismo dice en la entrevista, era su paraíso. Allí, en medio del campo y con unas vistas idílicas a la montaña, grabamos una hora de charla que se ha convertido en este emotivo testamento vital del cantante.
El documental es triste pero no lacrimógeno…
Yo no quería hacer algo lacrimógeno y sabía que él tampoco. Él y yo ya habíamos llorado y en la entrevista tenía que pasar otra cosa que no fuera el llanto íntimo de dos amigos que se están despidiendo. Por el contrario, en la entrevista no hablamos nada de la muerte sino que hablamos mucho de la vida. La charla es muy vital, muy positiva y creo que es una lección de vida que nos da Pau Donés. Porque era una persona que sabía que le quedaban dos semanas de vida y que te decía: «Yo que veo la muerte a la vuelta de la esquina te digo que vale la pena vivir incluso estos 15 días que me quedan”. Eso sí, lloré cuando fui a despedirme de Pau, que estaba en la habitación con su hija Sara y fue la última vez que lo vi con vida.
Es curioso que a lo largo de vuestra charla, hay incluso momentos de humor y hasta de humor negro. ¿Lo tenías programado?
Para hacer el programa hay un guión y no sabía si le iba a preguntar si “Bonito” y “Depende” son la misma canción, pero lo llevaba preparado. Y también sabía si saldría que a sus “haters” podía decirles que éste iba a ser su último disco de verdad, pero lo llevaba preparado. Sí había una voluntad de que a lo largo de la entrevista hubiera una especie de montaña rusa, con distinta intensidad en las preguntas. Y la verdad es que lo logramos en la charla y fluye muy bien la conversación.
Pau habla de la familia, del suicidio de su madre, de su relación de pareja con la madre de su hija y de su hija misma, a la que adora y admira. ¿Este documental puede ayudar a los que se quedan a afrontar el duelo?
A mí me ha ayudado, a vivir un verano diferente, a vivir las cosas desde otra perspectiva. Hasta ahora yo era una persona de acción y después de la entrevista tiendo más a la reflexión. Pero sobre todo, fue importante que la familia nos dio su beneplácito después de ver el documentalporque ellos fueron los primeros que nos dijeron que les ayudó ver el testimonio que dejaba su hermano, su padre, su ex pareja, su sobrino…. Creo que es útil y uno de los motores para darle difusión a la película.
¿Es la entrevista más triste que has hecho?
Es la más auténtica, es única. He pasado un verano curioso después de hacer la entrevista. Todo el rato me iban viniendo frases que me decía Pau. Y esos días que me levantaba mal siempre me decía a mí mismo: «Recuerda lo que te dijo Pau». Esta charla a mí me ha servido mucho. Ojalá les sirva también a los espectadores.
En el documental se habla del miedo a la muerte, pero él no parecía tenerlo.
Pau me dijo que no tenía miedo. Sus propias palabras eran: «Nunca me ha dado miedo la muerte. Mi madre se suicidó muy joven y me prepararon para eso siendo muy joven». Y añadía: «Tengo ganas de reírme y de llorar. He llorado mucho. Me parece un síntoma de debilidad no llorar. Llorar es un gesto de valentía». ¡Vaya forma de irse más preciosa!
¿Esta charla con Pau te ha invitado a pensar más en tu propia muerte o sobre tu propia vida?
He sido más consciente desde entonces de que la muerte está ahí. El otro día hablaba con un oncólogo y me decía que igual que hay un nacimiento, hay un “morimiento” y en ambos tienes un tránsito, desde la gestación, el alumbramiento y una serie de cuidados en el primero y lo mismo, pero en sentido inverso pasa con la muerte. Ir teniendo consciencia de todo eso es muy útil.
¿Pau te ha dado alguna lección con esta entrevista?
La lección que me ha dado es que nosotros, que estamos sanos, que no sabemos lo que nos queda, no debemos ahogarnos en un vaso de agua. Siempre hay que tirar para adelante. Y el día que te levantes nublado despéjate, porque nada es para tanto.
Su testimonio es espectacular…
Hacer un documental en un momento como éste, con el coronavirus, en el que la muerte está tan presente en nuestra vida, creo que es muy útil, porque la manera que tiene Pau de encarar la muerte es una forma en que la normaliza mucho, la coloca como una consecuencia de la vida, sin más, sin ningún tipo de dramatismo. Creo que es una manera de mirar la muerte muy poco común en nuestra sociedad, donde escondemos la muerte, la evitamos, no hablamos a los niños sobre ella, tenemos los cementerios fuera de las ciudades…
¿Crees que esta película debería exhibirse en colegios e institutos?
Esa reflexión nos la ha planteado gente de Málaga, cuando se exhibió la película en el Festival de Cine, porque en realidad no nos han educado en la muerte y me parece interesante. De hecho yo quiero ir con mi hijo este fin de semana al cine a verla -a ver si lo consigo-.
¿Cómo te sentiste el día que supiste que Pau Donés había fallecido?
Ahí me salió todo lo que llevaba acumulado. Murió un martes y el domingo anterior por la noche todavía estuvimos hablando, enviándonos mensajes. Al día siguiente de su muerte, el miércoles, no podía levantarme. Ya sé que lo que me había dicho Pau era todo lo contrario, un canto a la vida, pero no podía levantarme. El miércoles fue un día muy malo. He tenido bajones a lo largo de mi vida, pero recuerdo ese día de no querer levantarme. No tenía ganas de nada. Tenía mucha rabia y mucha tristeza y sabía que no era eso lo que Pau había querido transmitir, pero…no tenía ganas de nada. Tenía que pasar por ahí y pasé. Marc, su hermano, me daba ánimos. ¡Ya ves tú!
¿Qué diría Pau si viera el documental?
Estoy convencido de que le encontraría fallos porque él era un perfeccionista.
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