El pasado 5 de marzo, se hacía oficial. Toño Sanchís tenía que abandonar esa casa que había recaído, mediante subasta, en manos de Belén Esteban. Una vivienda con la que debía cobrarse parte de la deuda que el representante contrajo con ella por quedarse con más bocado que le correspondía por sus trabajos con la princesa del pueblo.
Toño no aceptaba la derrota de manera limpia, y dejaba esa casa en unas condiciones inapropiadas, con los enchufes y grifos rotos y todo el sistema de iluminación destrozado. A Belén le tocó invertir unos 50.000 euros para dejar el inmueble apto para vivir de nuevo en él. Una vez listo, sus intenciones no pasaban por trasladarse allí. Ni siquiera por alquilarlo. A Belén le traía tan mal recuerdo, que tan solo quería deshacerse del chalé.
Lo ha conseguido. Ayer lo celebraba, porque se había quitado de encima lo que ella ha descrito como «la casa de mis pesadillas». Belén no ocultaba su felicidad: «Tengo que deciros a todos que he venido la casa y estoy liberada porque todo era venga y venga y ya… Tengo que dar las gracias a mi familia y sobre todo a mi marido. Quiero nombrar al que está siempre a mi lado».
«Tanto mi marido y yo estamos muy contentos y quería compartirlo con toda España», añadía la colaboradora de ‘Sálvame’ tras haberse quitado de encima esa casa que le suponía una de las ataduras más grandes a ese pasado que ella se ha empeñado en los últimos años en enterrar.
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