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Esta semana, en ‘La Promesa’, nadie había sido capaz de dar a María Fernández la noticia de la muerte de Salvador. Pía congregó a Lope, a Gregorio y a Rómulo para acordar con ellos la manera y el momento de informar a María de una vez. Por desgracia, el plan fracasó. Mientras, los intentos de Simona de arreglar las cosas con Candela llevaron a la cocinera a dejarse aconsejar por las señoritas y presentarse ante su compañera con la peregrina idea de invitarla a ver con ella una función de teatro.
Pía continuó con sus pesquisas sobre Dolores y le extrañó la actitud huidiza de Simona cuando le preguntó por quien fue su compañera de trabajo de hace tanto tiempo. Jimena seguía carcomida por los celos hacia Blanca Palomar, tanto que se comentaba entre las doncellas. Jana, acertadamente, apuntó que Blanca constituía una amenaza para la señora porque representaba a un nuevo tipo de mujer, una tan distinta de Jimena como la noche del día.
La investigación de Curro sobre sus orígenes se atascó
María Fernández estaba destrozada. La doncella sufría por la noticia de la muerte de Salvador, que era un secreto a voces entre el servicio, y prefirió aislarse, dolida por haberse enterado a través de Petra. Por otro lado, el notario enfermó y el reparto del testamento del barón se retrasó. Además, Catalina insistió en que se valorase su trabajo para la finca, al mismo tiempo queManuel intentó convencer a Alonso de que lo mejor era que ella quedase al mando, pero el marqués no daba su brazo a torcer; se lo prometió a Cruz.
Circulaba por La Promesa el rumor de que Rómulo se iba a marchar del palacio. El mayordomo sólo le había contado sus intenciones a Mauro y a Pía, pero los dos negaron haber traicionado su confianza. Mientras, Blanca confirmó sus sospechas de que su amigo Manuel no estaba enamorado de su esposa Jimena, sino de Jana. Por si fuera poco, un inocente juego de mesa sacó a la luz la poca conexión en el matrimonio de Jimena y Manuel.
El viaje de Curro al sanatorio no había servido de nada, y la investigación sobre sus orígenes se había atascado. Lorenzo y la Baronesa pusieron en marcha su plan para desquiciar a Cruz, mostrándose cariñosos delante de la marquesa y aparentando estar peleados frente a los demás. Petra también se dio cuenta del juego que se traían y se convirtió en aliada de su señora. A su vez, Jimena acusó a Manuel de no hacerle caso, de darle de lado desde que llegó Blanca. Por fin se atrevió a enfrentarse a esta y preguntarle algo muy comprometido.
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