Echo de menos el vermut de los domingos y los picnics de los sábados y la mesa del rincón de la terraza de mi barrio y acodarme en la barra del bar de abajo. No hay sucedáneo ni sustituto que se les parezca. La gente, la luz, la atmósfera, lo de siempre… La vida a cielo abierto o tras el cristal del “Gracias por su visita”. Por más que lo he intentado –hasta he puesto los mismos discos– no he logrado replicarlo en casa. Hasta el ruido y los silencios son distintos. Lo que sí que he conseguido imitar, y con bastante éxito, son dos de las tapas que más me pirran y que me hacen sentir que la distancia social es un poco más pequeña. Y además, en casa, puedo seguir comiéndolas con palillos y plato al centro.
Tortilla de patatas con patatas fritas de bolsa
Esta tortilla está lista en cero coma. En lo que dura ese temazo –Voy, de Bambino, dos minutos y 39 segundos– que siempre suena en el bar de abajo. Sabe a viernes por la tarde, a los amigos. Solo tengo un requisito: las patatas fritas, que sean de corte grueso, tirando a saladitas y fritas en aceite de oliva virgen extra.
Ingredientes: 5 huevos grandes, una bolsa de patatas fritas y dos cucharadas de aceite de oliva virgen suave.
Casca los huevos en un cuenco y mézclalos suavemente sin llegar a batirlos. Abre la bolsa de patatas, añádelas en el cuenco y mézclalas con el huevo rompiendo las más grandes con el tenedor. Deja reposar durante 5 minutos. Calienta una cucharada de aceite en una sartén, vierte la mezcla de patatas y huevo y extiéndela. Deja que se cuaje a fuego medio, dale la vuelta con la ayuda de un plato y cuájala por el otro lado.
Mejillones en escabeche
Un hilarante vídeo de Ferrán Adrià escabechando-mejillones-frescos-con-el-escabeche-de-una-lata-de-mejillones-en-escabeche durante el confinamiento me hizo hacerlo. Quiero emular al chef-dios y, de paso, que la enésima tarde confinada voluntariamente (porque en las terrazas no hay quien pille una mesa y porque mi mascarilla no tiene abertura para dejar pasar líquido ni sólido) me sepa a que es sábado, son las 13.30 y brilla el sol. Aprovecho y llamo a ocho amigos para que se pasen a probarlos. Que hasta diez en mi salón cabemos. Y podemos. Suena En un Mercedes Blanco, de Kiko Veneno. “Y el cielo se ha iluminado”.
Ingredientes: un kilo de mejillones frescos, dos dientes de ajo, una hoja de laurel, pimienta negra en grano, pimentón de la Vera, medio vaso de vinagre, aceite y tomillo salsero.
Calienta el aceite en una cazuela y añade los dientes de ajo sin pelar. Cuando estén dorados, añade los granos de pimienta machacados en el mortero, el laurel y los mejillones. Tapa la cazuela para que se genere vapor. Al cabo de dos minutos, añade el pimentón y remueve. Deja cocer dos minutos más y saca los mejillones a un cuenco. Echa el vinagre en la cazuela, mézclalo con el jugo de la cocción y échaselo a los mejillones por encima.
SUSCRÍBETE AQUÍ a nuestra newsletter para recibir todas las novedades de Glamour
Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condenet Iberica S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.
Fuente: Leer Artículo Completo